Julia Navarro – Escaño Cero – La infancia perdida.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

¡Por fin! sí, por fin sus señorías parecen decididos a debatir la posibilidad de elevar la edad mínima de las «relaciones sexuales consentidas», amen de la edad en que un menor puede contraer matrimonio.

La decisión de sus señorías viene motivada por la enorme zozobra que ha provocado el crimen de El Salobral en el que se ha segado la vida de una niña de 13 años con la que mantenía una relación sentimental, y que pese a las denuncias de la familia de la niña, las autoridades no intervenían al ser estas relaciones «consentidas» y legales a partir de los 13 años.

Desgraciadamente, ha tenido que morir una niña para que la sociedad, además de nuestros políticos, tomen conciencia de la enorme barbaridad de que una niña, o un niño, a los trece años haga y deshaga a su antojo.

Y es que la nuestra es la legislación más blanda en lo que se refiere a la protección de los menores. Tanto que los legisladores no han considerado niños a los que tienen 13 años. Lo cierto es que cualquiera que tenga hijos sabe que a esa edad se es un niño que empieza a escalar la etapa de la adolescencia, pero que ni físicamente ni psicológicamente se tiene la madurez de un adulto.

Permitir que un menor decida si mantiene relaciones sexuales a los 13 años supone dejarle desamparado y en manos de cualquier desaprensivo. Es decir, la actual ley permite que se abuse de los menores. Porque ya me explicarán sino lo que es que un adulto mantenga relaciones sexuales con una cría o un crío de 13 años.

Igualmente, resulta incomprensible que se permita el matrimonio a los catorce. A esa edad se tiene que estar soñando en el futuro y no jugando a ser adulto.

Al parecer, sus señorías quieren que acudan a las Cortes varios expertos para hablar del tema, para posteriormente tomar la decisión de qué edad sería la conveniente para que se puedan mantener relaciones sexuales consentidas.

Bienvenidas sean las opiniones de los expertos, pero convendrán conmigo que si sus señorías aplican el sentido común llegarán rápidamente a la conclusión de que una edad aceptable serían los 16 años.

La verdad es que vivimos un tiempo en que estamos robando a los niños su infancia. Todos los «imputs» que reciben a través de la tele, de la Red, de la propia sociedad, van encaminadas a convertir a los niños en primer lugar en consumidores, y en segundo lugar les ofrecemos modelos de comportamientos de adultos, como si ser simplemente niños fuera un trámite que deben de pasar cuánto antes.

Para ser adulto sobra tiempo, pero ser niño se pasa demasiado rápido para encima acotarles aún más ese tiempo. Por tanto, creo que nuestros legisladores deben de revisar a fondo todas las leyes que afectan a los menores, entre otras cosas para evitar que situaciones como la que ha devenido en un crimen en El Salobral. Pero no se trata solo de revisar la edad en que un menor puede dar su consentimiento para mantener una relación sexual, sino revisar de paso las penas a todos los delitos de abuso de menores.

Tenemos una legislación que no da la protección debida a nuestros hijos, y ya es hora de que sus señorías aborden esta realidad. Yo sinceramente me pregunto quién fue el «genio» que decidió que a los trece años se pueden tener relaciones sexuales consentidas, y si es que ese «genio» no tiene hijos y por tanto desconoce lo que es un crío o una cría a esa edad. Por sorprendente que parezca la actual legislación permite que los adultos abusen de niños y adolescentes, porque ya me dirán ustedes si no cómo se puede legalizar que a los trece años una criatura tenga relaciones sexuales con quien le venga en gana.

Más vale tarde que nunca, de manera que bienvenida sea la decisión de sus señorías de abordar el problema.

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