Cayetano González – Primer aniversario.


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Seguro que Rajoy, cuando hace justo un año ganó las elecciones generales con una cómoda mayoría absoluta -186 escaños del PP por 110 del PSOE-, sabía que su camino no iba a ser precisamente de rosas, aunque quizás tampoco preveía que iba a encontrarse con tantas espinas. La grave crisis económica que sufre España, cuya manifestación mas lacerante es los cinco millones de personas que no tienes trabajo, ha condicionado la actividad del Gobierno y de su Presidente en estos primeros doce meses transcurridos desde que el PP ganó las elecciones.

A la semana de llegar a la Moncloa, Rajoy tuvo que desdecirse de una de sus promesas electorales -no subir los impuestos- para aprobar una fuerte subida del IRPF. En aquel momento se explicó que se había optado por subir este impuesto en lugar del IVA ya que de esa manera se dañaba menos a las clases medias. Pues bien, seis meses después el Gobierno, necesitado de dinero, también tuvo que aprobar una subida del IVA. La herencia recibida del anterior Presidente del Gobierno, sobre todo, al encontrarse con un déficit público que no era del 6 por ciento sino del 8,5, fue la justificación fundamental de esas medias, así como de los ajustes y recortes que a lo largo de estos meses ha tenido que llevar a cabo el ejecutivo, lo que le ha valido ya dos huelgas generales, la primera de ellas en marzo de este año en protesta por la reforma laboral.

Si la delicada situación económica no fuera de por si suficiente -con la petición de rescate a Bruselas en el horizonte- motivo de zozobra, el desafío independentista planteado por Artur Mas desde Cataluña y la irrupción de la franquicia de ETA, la coalición Bildu, como segunda fuerza política en el Parlamento Vasco, han sido otros dos factores que en el terreno político e institucional han complicado la vida a Rajoy. En lo que hace referencia a Cataluña, este domingo se sabrá si el órdago lanzado por el convergente Mas es respaldado mayoritariamente por los catalanes. Las encuestas no le dan una mayoría absoluta al líder de CIU -lo cual supondría un cierto fracaso político personal- pero si apuntan a un Parlamento en el que dos tercios de los diputados pueden ser independentistas.

Si estos primeros doce meses no han sido ni fáciles ni cómodos para Rajoy, no parece que esa tendencia vaya a cambiar en los doce venideros. En el 2013 las previsiones económicas siguen siendo negativas y habrá que ver como evoluciona el conflicto con los nacionalistas catalanes. Para suerte, pero también para desgracia de Rajoy, el otro gran partido nacional, el PSOE, atraviesa por una situación muy delicada que se puede ver agravada tras el resultado que el PSC obtenga el próximo domingo en Cataluña. Y en estos momentos de especial gravedad, sería deseable que los dos partidos nacionales pudieran remar juntos en la misma dirección. Algo que a día de hoy es simplemente una quimera.

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