Antonio Casado – Habló el Gobernador.


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Una de las tareas que se impuso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hace trescientos sesenta y cinco días, al día siguiente de su histórica barrida en las urnas (20-N de 2011) fue acabar con el déficit público. Lógico. Según los analistas ahí está la caja negra de todas las desgracias que sufre la zurrada economía española. Tiene sentido desde el punto de vista técnico. No olvidemos que España tiene abierto un expediente en Bruselas justamente por incumplimiento de dicho indicador. Una de las consecuencias es la obligación de atenerse a las consabidas recomendaciones de los jerarcas de la UE y comprometerse a alcanzar ciertos objetivos.

El principal se refiere precisamente al déficit público. El compromiso para este año de 2012 es del 6,3 por ciento del PIB, como se sabe. Bueno, pues en este primer aniversario de la victoria del PP nos sale el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, anunciando en sede parlamentaria una más que probable desviación del objetivo marcado para este primer año triunfal de Rajoy que está a punto de caerse del calendario. Un verdadero jarro de agua fría al Gobierno que no se queda ahí, precisamente por las derivadas del incumplimiento.

Cierto, porque el objetivo de déficit actúa como chivato de los otros indicadores. Por ejemplo, el del crecimiento. De hecho Linde sostiene que si se incumple será porque no han dado resultado las medidas tributarias decididas por Moncloa. Es decir, que la subida de impuestos no ha aumentado los ingresos fiscales del Estado. O no los ha aumentado lo suficiente como para compensar el coste de la deuda pública. La causa es la pertinaz sequía en materia de crecimiento. O sea, que la economía sigue en recesión. En España y en el resto de Europa.

Conclusión: «Todavía no se perciben mejoras en la economía española», dice Linde. Ni en la productividad ni en la creación de empleo. Vale, pero mientras tanto se persiste en la política de recortes como única forma de luchar contra el déficit público. El sacrificio recae sobre las clases más desfavorecidas de la sociedad, por una crisis económica creada por las clases privilegiadas. Ahora son las pensiones las que están en el punto de mira. El gobernador del Banco de España ha sugerido la necesidad de controlar ese gasto. De nuevo la apelación al sacrificio de los más débiles. Y aún así nos advierte el Banco de España de que tardarán en verse los efectos beneficiosos de los durísimos ajustes decretados por el Gobierno.

En otras palabras se nos está diciendo que los sacrificios son imprescindibles pero sacrificarse no sirve de nada. Por ahora. Y a largo plazo, siguiendo el discurso de Rajoy, sólo es una cuestión de fe creer que, como dice el presidente, acabaremos viendo la salida del túnel. De momento los 365 de este Gobierno no nos han sacado del círculo vicioso que se abre con los recortes en nombre de la austeridad y se cierra con recesión por culpa de la austeridad. Vaya panorama.

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