Carlos Carnicero – Europa y el imposible síndrome de Estocolmo.


MADRID, 24 (OTR/PRESS)

Las reuniones de la Unión Europea son como un consejo de Administración de socios tan incapaces como para no distinguir el beneficio de la compañía.

No son conscientes de que su poder es vicario de una ciudadanía maltratada. Asisten al desgarro del sur con una distancia insoportable creyendo que les amamos porque su maltrato es el único que conocemos con poder real. Piensan que les seguiremos queriendo en la esperanza de que no acaben con nosotros. El miedo a estar fuera de la Unión Europea es grande, pero pertenecer a este club elitista que discrimina a sus socios en función de su renta no tiene mucho futuro.

La democracia está colapsada por mecanismos de gobierno perversos. Votamos a nuestros representantes nacionales pero ellos por sí mismo no saben más que obedecer el mandato de los poderosos.

La xenofobia es piramidal. Cada miembro mira con asco y desprecio a quien está por debajo en la escala de renta. Y este encadenamiento hace imposible la unión del sur para parar la prepotencia del norte.

2013 es un año perdido para nosotros en Europa. Hasta que los electores alemanes no elijan gobierno, nosotros, a esperar. Alemania es el epicentro de un feudalismo moderno en el que a portugueses, españoles y griegos nos ha tocado el papel de siervos de la gleba.

Se reúnen para constatar su desacuerdo mientras la deconstrucción de Europa sigue su camino inexorable.

Quien más me preocupa es Mariano Rajoy. Su síndrome de Estocolmo es muy profundo. Acepta que nos golpeen a los españoles porque aspira a que Merkel le deje entrar en la primera clase del club europeo. No se si viviremos para observarlo.

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