Esther Esteban – Más que palabras – Ni Geometría ni variable.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

El expresidente Aznar vaticina que si hay pacto entre CiU y ERC será explosivo, y ha añadido que la Generalitat es una entidad en bancarrota que la están financiando todos los españoles, por eso concluye que «lo mínimo que se le puede pedir es lealtad». Esto último es verdad pero pedir lealtad a Artur Más con todo lo que ha llovido es como pedirle peras al olmo.

Por lealtad hacia su partido y también por dignidad, el presidente de la Generalitat en funciones tendría que haber dimitido tras dejarse 12 escaños en el camino, pero no lo ha hecho porque quiere seguir agarrado su sillón, aunque reconozca que la llamada «geometría variable» con la que ha podido gobernar en los últimos dos años, ahora es inviable. Después del 25-N se presenta para él y para Cataluña un horizonte maldito con poca geometría para cerrar la cuadratura del círculo. Si, finalmente, CiU pacta con ERC tendría que renunciar a su programa económico y tirar por la borda casi todo lo que ha prometido en su campaña electoral. Tal vez le compense seguir en su huida hacia ninguna parte, envolviéndose en la bandera, ocultando su debilidad con los temas identitarios y planteando el famoso derecho a decidir, como una cortina de humo para eludir sus responsabilidades, pero yo no le arriendo las ganancias.

Tal vez él, instalado en su cómodo sillón y viendo las cosas desde el marchito puede permitirse el lujo de marear la perdiz, pero, desde luego, quienes no se pueden permitir esta pérdida de tiempo son los ciudadanos catalanes, los mismos que le han dicho claramente Artur Más que ese no es el camino. Está meridianamente claro que si consigue el apoyo de ERC estos le van a exigir no solo que convoque la consulta soberanista cuanto antes, sino que acabe definitivamente con los recorte. ¿Ese es el precio que está dispuesto a pagar? Si es así, adelante, pero ni puede dar la espalda a lo que han dicho las urnas, ni debería ignorar lo que ya es un secreto a voces: que dentro de la coalición que lidera son muchos los que creen que su perfil no es el apropiado para representar a un partido de gobierno que se ha convertido en el hazmerreír de todo el mundo en los últimos días.

Artur Más se veía como el Mesías de su pueblo, quería hacer historia y pasar a la historia, convirtiendo estas elecciones en un plebiscito y ha fracasado, estrepitosamente, por mucho que él haga como que esta pesadilla no le ha ocurrido. El personalmente puede quemarse a lo bonzo, inmolarse por una causa, e incluso hacerse el harakiri cuando y donde quiera, pero no puede llevar a su partido político hacia un suicidio colectivo que es lo que ha intentado, irresponsablemente, con su desafío independentista y también cortoplacista. Puede intentar ocultar su gran fracaso incluso dar continuidad a su quimera pero los suyos ya tienen las espadas en alto y él lo sabe y si no se ha dado cuenta aún es peor. Les ha llevado a una encerrona, a un callejón de difícil salida y eso no pueden ni deben pasarlo por alto.

De momento no le va a ser nada fácil buscar compañeros de viaje para esta aventura. Si ERC se niega ayudarle, otra opción podría ser el PSC cosa en estos momentos se descarta, completamente, tanto en Cataluña como en la calle Ferraz. En cuanto al PP todos, absolutamente todos se niegan a volver a repetir su estrategia de las pasadas elecciones y ofrecerle su apoyo. El presidente de la Generalitat en funciones tiene un problema que tal vez tendría solución si se mirara al espejo y viera reflejado en el lo que ven otros, incluso los propios: a un hombre políticamente quemado que ya no es de fiar.

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