Lo de Silvio Berlusconi no hay por donde cogerlo. Habla y sube el pan. Literalmente, porque ha bastado que apareciera en su televisión diciendo que la prima de riesgo «es una estafa» y que «no importa a nadie», para que el maldito diferencial se disparara hacia arriba.
Y no sólo en la Italia de sus desdichas, sino también en esta España nuestra que, nos guste o no, va de la mano del país transalpino en la crisis.
Que Il Cavaliere no tiene vergüenza es más que evidente y lo hemos comprobado reiteradamente desde que, a caballo de esa ensalada populista que es Forza Italia, llegó por primera al poder vez hace 18 años.
No se si han caído en la cuenta de que el tipo ha sido primer ministro en tres ocasiones distintas. En total, más de 11 años, lo que obliga a preguntarse en que estarán pensando y que valores aprecian los sin duda inteligentes y democráticos ciudadanos de la séptima potencia económica del mundo.
Aunque los sondeos indican que esta vez no tiene posibilidades de ganar, su retorno al centro de la escena, abre incógnitas de cara a las elecciones de febrero y contamina la política italiana y de paso la europea.
Además de titulares, el del ‘bunga-bunga’ nos va a dar todavía muchos disgustos.