Victoria Lafora – Patriotas.


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

Uno de los efectos de la crisis en nuestro país ha sido el aumento exponencial de la fuga de capitales. En lo que va de año han salido de España más de trescientos mil millones de euros, cifra realmente alarmante que supone casi un tercio de nuestro producto interior bruto.

Cada día nos despertamos con una noticia sobre algún probo español que ha tratado o conseguido o decidido sacar de España unos dineros que, en casi todos los casos, estaban bajo sospecha de una presunta ocultación al fisco o a los acreedores, de una ilícita obtención, o de un lícito deseo de obtener mayores rendimientos.

Gente de posibles empleando los servicios de mafias orientales, grandes empresarios defraudadores, supuestamente arruinados, luchando desaforadamente por escamotear sus patrimonios, realizando intrincadas operaciones de alzamiento de bienes, ante posibles intervenciones judiciales, y tratando de depositarlos en paraísos fiscales. Y también, prestigiosos profesionales «deslocalizando» sus fortunas y sus empresas familiares en la búsqueda, no solo de mayores intereses si no, fundamentalmente y presuntamente, de evitar una cada día más gravosa hacienda.

Este último parece ser el caso del insigne arquitecto Santiago Calatrava que, después de cerrar su oficina de ingeniería en Valencia, también decide hacerlo con su empresa familiar y su fortuna, trasladándolas a Zúrich (Suiza), ciudad donde tiene su residencia fiscal desde hace un par de años.

Con este gesto, quien fue considerado un prócer, sobre todo en aquellas comunidades donde más se requirió de sus servicios como la valenciana o la balear, da mucho más pábulo a quienes sospecharon extrañas maniobras en sus facturaciones y le acusaron incluso de connivencias para la malversación de caudales públicos y cobros desorbitados por proyectos que nunca llegaron a realizarse.

O, cuando menos, Calatrava, que fue nombrado embajador honorario de la «marca España», hace un flaco servicio a su país, que tantísimo le dio, en un momento en el que el Gobierno lucha por atraer, aún a costa de vergonzosas amnistías, los dineros «extrañados» ilegalmente.

Se entiende de manera sobrada que fracasara esa ley de amnistía en una España en la que el patriotismo de desvanece cuando está de por medio la cartera.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído