Fernando Jáuregui – El enorme poder de los abogados


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Solamente en Madrid, hay más abogados que en Alemania. Un ejército de más de sesenta mil profesionales, la mitad que en toda España. Los grandes bufetes multinacionales, con alguna excepción barcelonesa, están radicados en la capital, con la enorme influencia que eso conlleva. Resulta ocioso hablar del poder de los abogados, especialmente en un país como el nuestro, donde estudiar Derecho era un deporte, más que una salida profesional.

Pero hay más: se registra una creciente, aunque aún tímida, tendencia de los letrados a salir de sus estrictas funciones profesionales para intervenir, y ello me parece altamente conveniente, en asuntos jurídicos del país: resulta, por ejemplo, incomprensible el silencio del colectivo de abogados ante la subida de tasas judiciales, o ante los planteamientos de reforma del Código Penal o, incluso, ante las voces políticas que reclaman tal o cual reforma en la Constitución. ¿Es que los profesionales del Derecho, todos los profesionales del Derecho, no tienen solamente la facultad, sino incluso la obligación, de participar en unos debates en los que tanto nos va a todos? Es obvio que sí, y este ha sido un tema muy citado en la activa campaña electoral que desembocará en las elecciones en el Colegio el próximo día 18. No se trata solamente de un asunto que se cierna a los abogados madrileños: es preciso que el colectivo tome las riendas que le corresponde en la sociedad civil española, y que la ciudadanía recupere la confianza en quienes han de defenderla ante los tribunales y, tantas veces, ante la incomprensión o la injusticia.

Por eso, unas elecciones para el decanato del Colegio de Abogados de Madrid son algo más que unas meras elecciones en un colegio profesional. Trasciende, con mucho, esta cuestión. Quienes nos sentimos atraídos por algunas parcelas del Derecho esperamos mucho de una votación -se da un récord en el número de candidaturas, alrededor de medio centenar, de las que apenas cuatro tienen posibilidades_que puede dar nuevas dimensiones a la profesión de abogado. Tal y como yo la entiendo, esta profesión no se circunscribe solamente a las relaciones entre el letrado y su cliente: el abogado, indicando determinadas interpretaciones de las leyes, va marcando un sendero por el que luego transcurrirá el poder legislativo. Y, en ese sentido, puede llegar a ser un «quinto poder». No se trata solamente de ganar un caso, triunfar en un litigio; también se pueden marcar pautas y sentar doctrina en no pocos campos y aspectos.

Lamentablemente, una mayoría de los profesionales ha hecho dejación de tales aspiraciones. Por eso, compartiendo la atonía general de la sociedad civil española, son tantos los integrantes de este colectivo que permanecen en la comodidad de la sombra, o enriqueciéndose en el filo de la navaja de los tráficos de influencias o, simplemente, de los lobbies. Creo que ha llegado el momento, como les ha llegado a tantos otros estamentos corporativos, de que los abogados den un salto adelante y asuman el enorme compromiso que tienen pendiente para la mejora de tantas cosas en este país nuestro. Lo que vaya a ocurrir en el Colegio de Abogados madrileño la próxima semana ha de ser algo más que un cambio de rostros, o no, en el principal sillón de este organismo: ha de ser un cambio de mentalidad, otro más de los que va requiriendo con urgencia España. [email protected]

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