José Luis Gómez – A vueltas con España – Esto va mal.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

El año empezó mal y acaba mal. Y lo peor, el año que viene también irá muy mal. No lo dice la Oposición, lo afirma el presidente del Gobierno, cuya receta consiste en pedir comprensión y apelar a la solidaridad de los ciudadanos. Se escuda en la herencia recibida, pero faltan alternativas. Ni sirven sus compromisos electorales, hechos sin fundamento real, según reconoce implícitamente el propio PP al apelar a la dichosa herencia, ni hay un nuevo programa a medio plazo, que necesariamente tendría que implicar a empresarios y sindicatos y a otras fuerzas políticas, empezando por el PSOE, al estilo de los históricos Pactos de la Moncloa. Si tiene que haber más sacrificios, al menos que sean equitativos y que sirvan para algo. Pero falta horizonte en la política de Rajoy. Parece que no sabe cómo salir de esta. Y hay salida. Tiene que haberla, más allá de la retórica y el lamento.

Con Rajoy, España ha destruido otros 800.000 puestos de trabajo, vuelve a estar en recesión con casi 6 millones de parados, y no tiene otra política que no sea reducir el gasto. ¿Algún mérito? Si puede llamársele así, ha contenido un poco el déficit público, con lo que ha evitado la quiebra -léase también rescate-, pero afronta un año en el que debe refinanciar 230.000 millones de euros -casi un 25% del PIB- y los mercados siguen cobrándole demasiado para lo que España puede pagar. El país se aprieta el cinturón pero no ahorra para invertir en futuro sino para gastar en intereses. Por ahí no se va a ninguna parte. Tampoco llegarán muy lejos las empresas españolas, cuya refinanciación corre paralela a la del Estado, lo cual lastra su competitividad y a veces incluso su propia existencia.

Curiosamente, Rajoy no recorta en reducir las administraciones, empezando por hacer desaparecer las diputaciones o el Senado. Las diputaciones ya no existen allí donde hay gobiernos uniprovinciales -Asturias, Madrid, Cantabria, La Rioja, Navarra y Murcia- y que se sepa no ha pasado nada, ya que sus competencias pasaron a los gobiernos autonómicos, y del papelón del Senado, mejor ni hablar.

Pero en España hay muchos más organismos ineficientes que podrían desaparecer o concentrarse -como miles de ayuntamientos- y siguen ahí, a costa de sacrificar antes la sanidad y la educación. Y muy pronto, las pensiones.

¿Hay Oposición? ¿Hay alternativa? De momento, no mucha. Rubalcaba dice que quiere seguir haciendo oposición útil, pero la premisa que establece como hipótesis -ser útil- está por demostrarse.

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