Francisco Muro de Iscar – Ministros suspendidos.


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Si Mariano Rajoy no fuera un presidente de educación franquista -como hasta ahora todos los de la democracia- seguramente iniciaría el año con relevos en su Gobierno, pasando a la categoría de «ex» a los que han suscitado una unanimidad frente a las reformas emprendidas. Recientes encuestas publicadas en El Mundo y en El País señalan que Ana Mato, Alberto Ruiz Gallardón y Jose Ignacio Wert, especialmente los dos últimos, son los «indiscutibles», dentro de un tono general muy discreto, por no decir decepcionante, desde el presidente hasta el último ministro. Lo tenían fácil después de lo que había, pero en muy poco tiempo han desperdiciado casi todo el crédito.

Los indiscutibles son tres, pero con un matiz. Nadie se puede creer que están actuando por libre, que sus proyectos son autónomos y no forman parte de una línea de gobierno. Ya sabemos, por la experiencia de gobierno del ahora presidente, que Rajoy -al contrario que Aznar o el tándem González-Guerra- no es precisamente un líder que marca firmemente las líneas de un programa y exige sometimiento a todos bajo la amenaza de que «el que se mueve no sale en la foto».

Hasta pensar así sería un exceso imposible para Rajoy. Pero eso no hace autónomos a los ministros. Rajoy ha defendido los excesos de Ruiz Gallardón con las tasas, los de Wert con la educación y los recortes de Mato en la sanidad. Como conocedor de la historia, debería saber que no se puede hacer una reforma educativa perdurable sin consenso ni una reforma de la justicia contra los ciudadanos. Y, en ambos casos, que no se puede aplicar esas reformas si los que deben hacerlo -los profesores o el personal sanitario, en un caso; los jueces, abogados y demás operadores jurídicos- no solo están radicalmente en contra sino que cuentan con un amplísimo y desconocido respaldo ciudadano.

Las últimas encuestas de Metroscopia para El País no sólo han mantenido a Wert en el último puesto de la valoración ciudadana, sino que han llevado a Gallardón desde la cabeza hasta la sima, seguidos de cerca por Ana Mato. Y lo que es más significativo, los abogados -los más activos en la denuncia de la injusticia de las tasas- han registrado una subida de más de 33 puntos, seguidos también de jueces y magistrados, tan denostados en los últimos tiempos.

Las protestas en toda España de médicos, profesores, abogados, jueces, magistrados, fiscales, secretarios judiciales, funcionarios y, sobre todo, ciudadanos, debería hacer reflexionar al presidente. Si no destituye a los ministros que los ciudadanos rechazan, debería, al menos, obligarles, a establecer un diálogo serio y reflexivo con todos los afectados. No puede ser que todos estén equivocados y que sólo Wert, Gallardón, Mato y el propio Rajoy se muevan en la verdad absoluta. Democracia es participación y aquí no dejan participar a nadie. Excluyen a todos.

Feliz 2013. No sé si será mejor que el 2012, pero tenemos todos tantas ganas de dejarlo atrás que es obligado mirar al futuro con esperanza.

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