Antonio Casado – Maldito año que se ha ido.


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Según el líder del principal partido de la oposición, Rubalcaba, nada bueno podemos esperar del Gobierno Rajoy de cara al año entrante. «Salvo que reparta más dolor», añade el secretario general del PSOE, que es la contraparte del pacto por una España más habitable. Ese matiz le otorga licencia para oponerse legítimamente a las decisiones del Gobierno, aunque no para presentarlo ante los españoles como una máquina expendedora de sufrimiento entre los ciudadanos.

Además, no hace falta usar la retórica en la valoración de un año político marcado por los recortes. De momento la experiencia ya está demostrando que los recortes producen recesión y la recesión genera paro. Solo usando esos dos indicadores tangibles (empleo y crecimiento) huelga el esforzarse en constatar que el 2012 de Rajoy ha sido peor que el 2011 de Zapatero. Si utilizamos los intangibles, resumidos en el estado de ánimo de los ciudadanos, el resultado también está a la vista.

Que el PSOE sea la contraparte del Gobierno en el servicio a los intereses generales también le obliga a rebatir la idea de que la política del Gobierno sea la única posible frente a la crisis económica. En eso está Rubalcaba, en la tarea de elaborar a lo largo del año entrante una alternativa de poder que marque diferencias ideológicas y programáticas. Por ahora se limita a distinguir entre la amnistía fiscal dictada por el Gobierno del PP y el impuesto a las grandes fortunas que dictaría un Gobierno socialista. Esperamos algo más.

Más allá de los respectivos balances de lo ocurrido en el maldito 2012, firmados por el Gobierno y el PSOE, el hombre de la calle se pregunta con un punto de angustia si el año 2013 será mejor o peor que el 2012. Creerse el vaticinio de Rajoy respecto a una mejoría de la situación económica a finales del año entrante es una cuestión de fe. También de sentido común. Aunque todo es susceptible de empeorar, es muy difícil que las cosas estén peor que ahora dentro de 365 días.

Tan mal están ahora que el propio presidente del Gobierno ha reconocido que en este primer tramo de su mandato todo ha sido más complicado de lo que esperaba y «no estamos donde quisiéramos estar». Una piadosa e indirecta forma de reconocer que las cosas están peor que estaban con Rodríguez Zapatero, si aplicamos el mismo sistema de pesos y medidas. Todos los indicadores negativos han crecido: paro, recesión, pobreza, desigualdad y malestar social.

Al menos en lo que se refiere a la confrontación política del que manda con el que aspira a mandar, sí podemos sostener que si el error de Zapatero fue el reconocimiento tardío de la crisis, el de Mariano Rajoy fue hacer creer a los españoles que con echar a los socialistas era suficiente para volver a crear empleo. En todo caso el castigo fue mayor con Zapatero (el presidente más vilipendiado de nuestra reciente historia) que con Rajoy, al que a pesar de los pesares le seguimos deseando suerte y acierto para el año 2013. Por la cuenta que nos trae a todos.

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