Victoria Lafora – Las buenas intenciones.


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Dice el ministro Guindos que en este año que acaba de comenzar se creará empleo. Lleno de buenas intenciones, el responsable económico del Gobierno, no teme caer en el error de su antecesora Elena Salgado, a quien se le ocurrió predecir «brotes verdes» que nunca maduraron y la frasecita le persiguió hasta que dejo la política.

Es triste que ni el propio Rajoy coincida con su ministro en la previsión favorable para los próximos meses, ni siquiera Angela Merkel lo ve claro. Por contra, advierte que la crisis de la euro zona va para largo y que no se ve el final del túnel.

Más temprano que tarde, y desoyendo a los expertos, todos los responsables económicos caen en la tentación de crear expectativas favorables como sí quisieran hacerse perdonar los recortes o para justificar las medidas que toman. En este caso es la reforma laboral que, pese a los seiscientos mil parados más de este año, será la que nos sacará del bache. Y que, según Guindos, de haberse puesto en marcha dos años antes habría evitado un millón de despidos. Seguir su razonamiento se antoja difícil: si con la reforma vamos a llegar a los seis millones de parados, de llevar dos años en vigor ¿cuantos parados habría?. La respuesta es X como en las ecuaciones.

Ojalá las buenas intenciones del ministro se cumplan pesé a tener en contra a todos los expertos. De momento, y hasta que llegue esa Arcadia del último trimestre de 2013, más vale prepararse para lo peor. La subida de los precios de la luz o el transporte, unido a la congelación salarial y el alza de los impuestos harán que el consumo de las familias caiga en picado. Sin consumo se paraliza la producción y al no producir llegaran más despidos. El cóctel es, según reputados economistas, explosivo porque suma recesión e inflación. Los salarios subirán no más del 0,6% mientras la fiscalidad ha crecido por encima del 3% y eso sin contar con la nueva subida del IBI que nos aguarda. Algunas familias han tenido que rescatar los planes de pensiones para sobrevivir.

Ya lo dijo la Organización Mundial del Trabajo, España esta ganando competitividad a costa de reducir los salarios pero no ocurre lo mismo con los precios. Además de la electricidad y el transporte como los cercanías y otros billetes de Renfe, van a subir los carburantes, los peajes de las autopistas y, si nadie lo remedia, en Madrid el euro por receta. Comienza a aplicarse la reforma de las pensiones, si es que este año no se aprueba otra aún más dura, que llevará a jubilarse con 67 años y los parados comenzarán a cobrar menos a partir de los seis meses de desempleo.

Un panorama nada alentador salvo el resquicio de esperanza creado por Guindos. Ojalá no se equivoque porque las familias españolas están raspando el hueso y no tiene humor para apuestas. Quieren soluciones y no vaticinios.

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