Victoria Lafora – Delitos y faltas.


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

Cesar Alierta, el presidente de Telefónica es un hombre agradecido. Conocedor de los difíciles momentos que atraviesa Rodrigo Rato, con su prestigio profesional por los suelos tras la imputación por la gestión de Bankia y abandonado por Rajoy y los suyos, no ha dudado en ofrecer un cargo de prestigio en la compañía al hombre que le colocó al frente de la misma.

No es de extrañar la solidaridad de Alierta con el imputado Rato, dado que él mismo fue procesado por un delito de información privilegiada en la compraventa de acciones de Tabacalera con la que ganó casi dos millones de euros. Conocedor por su cargo de que las acciones de la compañía iban a subir por la adquisición de la americana Havatampa, utilizó a su sobrino como testaferro para comprar valores que luego vendió tras la revalorización. El Supremo le absolvió por prescripción pero consideró probados los hechos y estimó que había cometido un delito.

De momento Rato solo está imputado en el caso Bankia pero, entre su vergonzosa declaración ante el magistrado de la Audiencia Nacional, negando cualquier responsabilidad en la gestión y culpando al Gobierno de Zapatero de la quiebra de la entidad, y las también sonrojantes exculpaciones del resto de los miembros del consejo de Administración, alegando desconocer las cuentas y reconociendo su incompetencia para el cargo que tan suculentos ingresos les aportó, el caso no pinta bien.

No es que la remuneración de Telefónica se acerque ni por asomo al desmesurado salario que Rato se asigno al frente de Bankia, pero el dinero nunca ha sido un problema para el ex ministro de Aznar y más teniendo en cuenta que cobra una pensión vitalicia del Fondo Monetario Internacional, ese organismo que abandonó a la mitad de su mandato, no se sabe si por aburrimiento o porque ni él ni nadie de su equipo se olió la crisis mundial que se avecinaba.

Abandonó el FMI, abandonó Bankia y, según Aznar, rechazó su oferta para ser el sucesor. Ese convertir a Rajoy en plato de segunda mesa no se perdona en Moncloa y ni Rajoy ni Guindos, que le pusieron en el disparadero de dimitir en Bankia, le van a ayudar ahora en sus problemas con la justicia. El rescate de la entidad, con un crédito europeo que vamos a pagar entre todos los españoles, ha supuesto un desgaste político para el Gobierno del PP; necesitan, por tanto, un cabeza de turco.

En cualquier caso queda la sensación de que en este país y con determinados personajes nunca pasa nada. Hagan lo que hagan siempre salen de rositas. Todo es gratis. Los platos que rompen los pagan los demás y siempre hay alguien que, pagando un favor, les da acomodo.

Tal vez por eso la última encuesta del CIS vuelve a poner de manifiesto la preocupación por la corrupción y el fraude que siente la ciudadanía. Lo malo es que llegarán las elecciones y los corruptos o incompetentes volverán a ser elegidos.

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