Francisco Muro de Iscar – El entorno desmotivador.


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Estamos en una crisis como casi ninguno habíamos vivido y tardaremos años en volver a donde estábamos. Pero la gran mayoría de los españoles seguimos viviendo como nunca habíamos vivido, con las necesidades básicas cubiertas, con una educación y una sanidad, recortadas pero gratuitas y, en muchos casos, de buena calidad; con buenas infraestructuras, con apoyos sociales y familiares…

Estamos en crisis, es verdad, pero en lugar de verla como lo que es, una oportunidad para reconquistar la ejemplaridad -la de cada uno, la de la política, la de la gestión empresarial, la de la solidaridad- y para buscar nuevos estímulos, otras salidas, hemos creado un entorno desmotivador, desilusionante que lleva a la gran mayoría de la sociedad a hundirse más en la crisis. Tal vez estamos influidos por ese tsunami de malas noticias -la prima de riesgo, la bolsa, el desempleo, la corrupción, las caída de la inversión, los recortes, las guerras…- y parece que los medios han aparcado las noticias buenas, que también las hay.

Tal vez somos un pueblo acostumbrado a echar la culpa a los demás, a esperar que venga alguien a arreglar lo nuestro en lugar de una sociedad dispuesta a tomar las riendas de su destino. Movimientos como el 15-M son efervescentes, duran lo que dura el gas. Nos faltan ideas, proyecto y compromiso real. Nos pasa con demasiada frecuencia.

Y se puede romper ese entorno desmotivador. Hay mucha gente que está aprovechando la crisis para crear negocios, para poner en marcha ideas, para formarse mejor, para salir fuera a buscar ideas. El buen programa de Pepa Fernández en RNE entrevistaba este fin de semana a un grupo de jóvenes premiados por la Fundación Príncipe de Girona, reunidos, además, con otros muchos en un Forum Innova, y capaces de transmitir un mensaje de que sí se puede salir de la crisis.

Científicos, pianistas, emprendedores, trabajadores sociales que han demostrado que hay nuevos modos de crear, que han buscado pequeños, o no tan pequeños espacios fuera del «entorno de siempre» y que han perdido el miedo, que son capaces de arriesgarse. Si no lo hacen ellos y ahora, ¿quién y cuándo los vamos a hacer?

Todos estamos preocupados por tantos jóvenes con talento y formación que se van de España porque aquí no tienen trabajo. Parece como si eso no hubiera pasado nunca antes. Pero este país tiene una gran historia de emigración hacia otros países y hacia otras regiones. Cataluña, Madrid o el País Vasco se han desarrollado gracias a jóvenes arriesgados de Castilla o de Andalucía que quemaban sus naves y buscan el futuro. Es cierto que se quedaban «en casa», pero hoy la casa es global, sin fronteras.

Tenemos que darles oportunidades aquí, tenemos que contar alto y fuerte las buenas noticias que provocan muchos jóvenes emprendedores, pero también tenemos que animarlos a salir de su «zona de confort» -todos tenemos que salir de la nuestra- para cambiar este entorno que desmotiva, que entristece, que hunde… No podemos esperar que alguien nos cambie la casa. Tenemos que hacerlo nosotros.

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