Rafael Martínez-Simancas – Sin etiqueta – Urgencias.


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

Ana Mato repite como un mantra que su objetivo es mejorar el sistema de salud pública para que siga siendo gratuito y universal. Lo de gratuito está visto que no tanto a tenor del euro por receta de Madrid y Cataluña, y de la anunciada gestión privada de algunos servicios. Lo que sí ha conseguido esta ministra es que la Sanidad sea algo lejano, que se lo digan a los habitantes de Castilla-La Mancha a los que les han cerrado por la noche los centros de salud a los que podían acudir en caso de urgencia. Es verdad que todo cabe en el BOE, o en el folletín autonómico correspondiente, y que podrían anunciar: «prohibido marearse de 22h a 8h» y el personal que es muy respetuoso procuraría no diñarla cuando a Ana Mato le venga mal. En todo caso si se produjera alguna contingencia desagradable la familia estaría obligada a excusarse o a guardar el cadáver en la nevera hasta pasar la oportuna cola al día siguiente. Ya se escucha la voz de la ministra aún teniendo la puerta del despacho cerrada: «¡organización!», (como en el chiste porque chiste es al fin y al cabo).

Lo que afecta a Castilla-La Mancha y se ha llevado por delante a los concejales del PP de Honrubia puede extenderse al resto de España porque nos encontramos ante un nuevo neologismo de gobernante: «muchas comunidades están rediseñando sus propios mapas de recursos». Y cuándo un político saca el rotulador fosforescente ya puede temblar la población afectada. Contaba Carlos Castilla del Pino en «La Casa del Olivo» que cuándo empezó a ejercer la siquiatría había personas que acampaban cerca del hospital porque venían desde pueblos alejados de la provincia de Córdoba y no podían pagarse una pensión hasta que les viera el médico. La imagen de hospitales públicos rodeados de fogatas y de gente con tiritona envuelta en una manta es propia del XIX, no creo que lleguemos a tanto pero si se trata de rediseñar ya pueden darse por afectados.

No faltará quien diga que hemos enfermado por encima de nuestras posibilidades, o mejor aún que hemos sobrevivido muy por encima de lo previsible. En términos económicos un enfermo no deja de ser un negocio y de lo último que se quita uno es de salvarse la vida aunque tenga que hipotecar su hacienda. En términos económicos una UVI móvil en un pueblo es una ruina. En términos económicos a partir de cierta edad somos un problema. Pero esto no lo dicen los alcaldes en los pregones, ni la ministra en sus discursos.

Parodiando a Jardiel urgencias como amor se escriben sin hache de horror. Cuando vuelva el NODO quizá les dé por inaugurar centros de salud que son tan vistosos.

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