Julia Navarro – Escaño cero – La verdad del caso «B».


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

No hay día en que no nos desayunemos con una noticia que tiene que ver con la corrupción en el ámbito de la política. Lo peor no es que hay tantos casos que los ciudadanos pueden llegar a pensar, no sin cierta razón, que todos los políticos son iguales y que la corrupción es inherente al ejercicio de la política.

Sin embargo, hay miles de ciudadanos que se dedican a la política y que son tan honrados como el que más, incapaces de coger un euro que no les corresponda. También los hay que siendo ellos honrados, sin embargo, cierran los ojos ante las practicas corruptas de algunos compañeros de filas. Callan por lo que se ha venido en llamar «patriotismo de partido», es decir para no perjudicar a la organización en la que militan.

Ahora mismo, y a raíz del caso Bárcenas, hay miembros del PP que ratifican «off the record» la información de el diario El Mundo respecto a los famosos sobres con dinero extra que al parecer Luis Bárcenas repartía entre algunos dirigentes de Génova 13. No se atreven a dar el paso y decir públicamente lo que saben o sospechan.

Lo cierto es que están resultando inútiles los intentos de María Dolores de Cospedal para achicar la vía de agua que les ha abierto en el PP las informaciones de El Mundo. Solo asumiendo la realidad, sea esta la que sea, podrán poner punto y aparte a este asunto que huele tan rematadamente mal. Lo que resulta patético son los intentos de Cospedal y otros dirigentes del PP de intentar hacer creer a los ciudadanos que Luis Bárcenas nada tiene que ver con el PP, que es agua pasada. Y digo que es un intento patético porque no pueden borrar por más que les gustaría que durante veinte años Bárcenas fue el hombre que manejaba el dinero en Génova 13, y que desde Aznar a Rajoy, con los secretarios generales que ha habido entre ellos, todos, le tuvieron como hombre de confianza. Fue el mismísimo Mariano Rajoy quien más elevó Bárcenas a las alturas, y quien dijo públicamente que no se le podrá demostrar ninguna irregularidad. Claro que Rajoy, como jefe de personal, no es un crack, porque lo mismo aseguró de Francisco Camps.

La cuestión es que las cuentas de los partidos son opacas y que el Tribunal de Cuentas, por falta de medios, tarda en exceso en controlarlas. Tampoco se puede reprochar a los ciudadanos que sospechen que los partidos se financian irregularmente. Si se echan las cuentas de lo que los partidos reciben de las arcas del Estado y lo que gastan en sedes, personal, campañas electorales y todo tipo de gastos, convendrán que las cuentas no cuadran.

Pero volviendo al asunto Bárcenas, Mariano Rajoy y su partido solo tienen una manera de intentar salir airosos de esta situación y es diciendo la verdad, y asumiendo el caiga quien caiga, como apuntó María Dolores de Cospedal.

El problema que tienen ahora mismo los dirigentes del PP es de credibilidad y si en vez de tirar de la manta se empeñan en envolverse en ella entonces su problema se agravará aún más. Tiempo al tiempo.

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