Andrés Aberasturi – No nos dejan creer.


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

Ni una palabra en contra de esa estrategia anunciada por el Gobierno para «el Emprendimiento y el Empleo» salvo un mínimo rechazo estético al, por otra parta, correctísimo y académico fonema: emprendimiento. Pero está bien porque, al fin y al cabo, con sólo dos letras se transforma una realidad negativa en positiva: se intenta pasar del prendimiento actual en el que se encuentran ahora los jóvenes, a una estrategia para el emprendimiento ese. Benditos sean si la cosa termina funcionando porque el papel, el titular, las buenas intenciones lo aguantan todo pero la realidad, ay, en ocasiones va por la acera contraria. Recuérdese la famosa «Ley de Economía Sostenible» del Gobierno Zapatero que sólo sirvió para llenar debates o el no menos famoso «Plan E» del mismo presidente que, según parte interesada -la ministra Báñez-, costó la friolera de un millón de euros y ya se ve que con muy escasos resultados. Por eso digo que cada vez que oigo en boca de un gobierno la palabra «estrategia» me temo lo peor porque en la inmensa mayoría de los casos tales iniciativas son, en el mejor de los supuestos, parches a corto plazo que terminan saliendo más caro que lo que se pensaba arreglar y solucionando menos problemas de los previstos. Ahí está la «estrategia» de la amnistía fiscal para que aflorasen millones y millones de negros euros y que apenas ha servido para alimentar las sospechas sobre los dineros de un ex gerente y para que Tomás Gómez haga un poco de demagogia contradiciendo a su partido. (A ver si nos aclaramos don Tomás: si pide nombres de los que han aflorado porque le parece muchísimo dinero el recaudado ¿es que la medida ha sido un éxito fiscal o no?

Pero, pese a todo, uno sigue confiando en la buena voluntad de los que mandan -porque nadie gobierna contra el pueblo aunque en ocasiones lo parezca: es pura ineptitud- y espera que alguna vez suene la flauta y acierten en la diana de nuestros males. Debemos reconocer que no es fácil porque de la misma cuerda tiran muchos y en muy distintas direcciones: tira Merkel hacia sus propias elecciones alemanas, tira la oposición hacia su pacto político y social y tira la patronal y los sindicatos y la banca y la otra Europa que no es fatalmente Markel; muchos a tirar para una sola cuerda. Pero necesitamos creer y no nos dejan. Son ellos mismos, los que manda, los que se encargan de aplastar nuestra esperanza. Uno quiere creer, pese a todo, que esta estrategia de Báñez puede ser buena y llegan los sindicatos y la descalifican a la dos horas de nacer. Uno quiere creer que el pacto que ofrece Rubalcaba para salir del atolladero podría funcionar, pero la ministra se apresura a decir que ese plan ya está en marcha y que lo que debe hacer el PSOE es sumarse. Y así pasamos los lunes al sol que no calienta y con el telón de fondo de todas las corrupciones. Necesitamos creer, pero que difícil nos lo ponen entre unos y otros.

a.aberasturi

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