Francisco Muro de Iscar – El pacto por el empleo.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

«Me temo que las declaraciones del Gobierno y la realidad son incompatibles. Los datos de la EPA son estremecedores, son la prueba de cargo contra la política del presidente. En los próximos años no puede haber más prioridad ni más objetivo que la creación de empleo». ¿Creen ustedes que estas palabras son de Rubalcaba al presentar su propuesta de un pacto sobre el empleo a Mariano Rajoy? No, son de Rajoy hace exactamente dos años cuando todavía teníamos 4.700.000 parados, «la cifra más alta de la historia». De aquella historia, claro. «Con mi Gobierno, añadía Rajoy, habrá crecimiento sólido y empleo en dos años». Ya hemos desperdiciado uno.

Tenemos seis millones y no hemos tocado suelo ni mucho menos. El paro va a seguir creciendo durante todo 2013, de forma importante en el primer semestre y más levemente en el segundo porque la previsión es una caída del PIB superior a la de 2012 y sólo en 2014 se espera un leve crecimiento, de un 0,2 o un 0,3. Dado que con crecimientos inferiores al 2 por ciento no se crea empleo, si no hacemos algo pronto, tendremos un panorama desolador. Seis millones y medio o siete millones de parados, un 26,5 por ciento, es algo absolutamente inasumible.

Vamos a creernos que la reforma laboral era imprescindible, que lo era. Vamos a aceptar que había que congelar o reducir el sueldo a los funcionarios, reformar el sistema financiero, subir los impuestos, reducir la Administración y los cargos públicos -esto, con poco entusiasmo-, bajar los sueldos, poner tasas y dejar de invertir dinero público. Vale. Pero ¿qué están haciendo para crear empleo, para dinamizar la economía, para acabar con esta sangría que destruye tres mil puestos de trabajo cada día?

No sé si el PP, que ahora dice que podría aceptar algunas de las propuestas de la oposición, y el PSOE, que sugiere ahora lo que no fue capaz de hacer en sus ocho años de Gobierno, se pondrán o no de acuerdo. Si no lo hacen con urgencia, muchos españoles se lanzarán a la calle a la mínima ocasión para decir que ya basta. Y otros muchos más, entre los que me cuento, dejarán de votar a los unos y a los otros porque es la única manera de demostrar la absoluta desconfianza en sus políticas. Vale que se rebajen las cotizaciones a los autónomos menores de 30 años durante seis meses. Algo es algo. Pero, ¿y a los seis meses? ¿No tienen otras ideas? ¿No van a hacer nada más? ¿Se puede soportar un 60 por ciento de desempleo juvenil sin que unos y otros se sienten en la mesa y se olviden de sus pequeños, y no siempre nobles intereses, para pensar en los de los ciudadanos? Tal vez dentro de dos o tres años escuchemos las palabras que encabezan este artículo en boca del candidato del PSOE, sea quien sea cuando toque. Pero, seguramente, entonces ya no habrá nada que rascar.

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