La Bestia Esnifante

A lo largo de las cuatro décadas que llevo dedicado a esto tan apasionante, divertido e ingrato que es el periodismo, he visto cosas horribles. Ejecuciones con pelotón de fusilamiento, mutilaciones ‘legales’, niños reventados por las bombas y toda esa panoplia de espantos que traen consigo la guerra y la estupidez humana.

Pero nunca, ni desde la placidez relativa de la redacción, he querido escribir de abusos sexuales a menores, ni de madres que matan a sus hijos.

Me perdonarán por tanto que hoy, no hable de la tortura sufrida con esas seis turistas españolas y sus maridos y novios, en un hotel de Acapulco.

Por monstruoso que parezca, los ocurrido durante más de dos horas en el ‘bungalow’ de Playa Bonfil no es un hecho aislado. Sucede en un país que lleva muchos años descendiendo poco a poco hacia el infierno.

Y lo que empuja el tinglado es el insaciable apetito gringo por la cocaína, que hace multimillonarios y omnipotentes a los capos del narcotráfico y les permite corromper a casi todos y retar al Estado.

Es posible que los facinerosos sean simples rateros, sin vínculos directos con un cartel del narco, pero su violencia animal, su cobarde vesania y su desprecio por el genero humano, salen de ahí.

Aquello de “¡Pobre México: tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!”, que tanto repetían los intelectuales locales en el siglo pasado, es una cruda realidad en el actual. Y la razón es la droga.

Ha desarticulando un país que siempre convivió con la corrupción y la desidia, pero donde se podía pasar bien, le gente parecía feliz y daba gusto moverse.

México tiene un presidente joven y educado, los dólares que envían los inmigrantes que viven al norte de la frontera son la segunda fuente de divisas después del petróleo.

El Tratado de Libre Comercio ha generado empleos a granel, Cancún es el destino favorito de los turistas norteamericanos y raro es el empresario mexicano que no ha hecho su ‘master’ en EEUU.

También es de allí, del otro lado del Río Grande, se los bolsillos de sus ‘esnifadores’, de dónde proceden los miles de millones que han destruido hasta lo más sagrado.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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