El primo de Mickey Mouse

Si algo queda claro en este embrollo es que no tenemos futuro como videntes. Tampoco parece que puedan ganarse la vida adivinando el porvenir los expertos de nuestros servicios secretos.

No se trata de buscar un chivo expiatorio, pero conviene recordar que en diciembre de 2011, cuando Kim Jong-un heredó el trono en la comunista Corea del Norte tras la muerte de su padre, aquí todo el mundo vaticinó que empezaba una nueva era.

Que el nuevo ‘hombre gordo’ tuviera 30 años, hubiera estudiado en Suiza, mostrara a su linda esposa y permitiera que Mickey Mouse amenizara algún acto oficial, fue valorado con signo indiscutible de apertura y buen talante.

Menudo chasco. Transcurrido poco más de un año, el tipo que iba a templar el empobrecido infierno coreano y establecer lazos constructivos con Occidente, nos ha largado dos misiles y una bomba nuclear.

Y no se engañen; Kim Jing-un está dispuesto a seguir por esa senda y le importan un comino la condena de la comunidad internacional, las sanciones de EEUU, las advertencias de Rusia y las súplicas de Japón.

Y hay quien sospecha que encima está dando cobijo a técnicos iraníes, para que los ayatolás vayan aprendiendo.

Llegados a este punto y descartado el bombardeo preventivo, la mejor opción de Obama es China. La incógnita es si su flamante líder, el todavía inédito Xi Jinping va a actuar como se debe.

¿Cortará los suministros de petróleo y las inversiones que permiten a Corea del Norte sobrevivir?

Mucho me temo que no, porque en Pekín saben que eso precipitaría el desmoronamiento del régimen de Pyongyang y las más que probable unificación de los dos Coreas, en una Gran Corea pro occidental.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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