Victoria Lafora – Concurso de pobres.


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Horas antes de que el Gobierno propusiera la reforma de la Administración Local, que va a dejar sin sueldo al 82% de los concejales, los lideres de los principales partidos se apresuraron a hacer públicos sus emolumentos, en un extraño campeonato para demostrar cual es el mas pobre.

Una cosa es que Rajoy tuviera que pedirle a Hacienda un extracto, muy cuidado, de su última declaración de la renta porque le perseguía el escándalo de los presuntos sobres con los que Bárcenas remuneraba a la cúpula del PP, y otra que se haya dado el pistoletazo oficial para hacer fe de pobreza y alardear de ello.

Tal vez, en este totum revolutum en que se está convirtiendo la corrupción en España, Rajoy sabía que solo extendiendo la mancha de la sospecha sobre todos los demás podía escamotear la suya. Rubalcaba, que últimamente medita poco sus jugadas, recogió el guante y, al día siguiente, nos presentó sus magros emolumentos. Floriano, (el último descubrimiento de político que en estos momentos de zozobra consigue meter la pata cada vez que abre la boca) salió raudo a chivarse de que tiene inversiones financieras que superan las de todos ellos.

Y, para acabar de rematarlo, Cayo Lara se sintió aludido y detalló también su sueldo, pero con la coletilla arcangélica de su donación mensual a Izquierda Unida. Al final los nacionalistas van a quedar como felones si no publicitan sus ingresos. Aunque bastante lío tienen lo catalanes con este descubrimiento de que se espiaban los unos a los otros con micrófonos en los floreros.

Es el último episodio y el más chusco de los modos y maneras de actuar de una clase política que no puede caer más bajo. ¿Pretendían descubrir quien robaba con mas discreción?. Parece evidente que no se espiaban para conocer las estrategias políticas del adversario con el fin de sacar a este país de la crisis; en absoluto pretendían robarse una idea brillante.

Volviendo al asunto de los dineros de cada cual, la gente se pregunta si de verdad se creen que pueden seguir engañando impunemente, todo el tiempo y a todo el mundo.

En este país el dinero negro corre como el agua. Estamos en el palmarés de la Unión Europea por la relevancia de la economía sumergida. Así que, todo el mundo es capaz de discernir que ese dinero, el fraudulento, el que le va a costar el cargo en la CEOE a Arturo Fernández, nunca figura en las cuentas de Hacienda ni en la contabilidad legal de organizaciones y empresas.

Que la única forma de dar solvencia a la contabilidad de los partidos y sobre todo al PP, que es el que tiene el marrón encima, pasaría porque una institución del Estado, que pagamos con nuestros impuestos: el Tribunal de Cuentas, funcionara.

El propio Tribunal Supremo ha calificado de escándalo que el pleno de este tribunal este compuesto a pachas por miembros del PP y del PSOE. ¿Cómo se van a auditar a ellos mismos?. Además, de ser poco diligentes, ya que el último periodo fiscalizado se remonta al 2007. ¡Con la cantidad de dinero que se ha movido desde entonces y que no ha ido precisamente a los bolsillos de los ciudadanos!

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