José Luis Gómez – A vueltas con España – ¿En qué se traduce el ajuste?


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

La deuda pública española se incrementó en 2012 en 146.000 millones de euros, por lo que ya alcanzó los 882.300 millones, según fuentes oficiales que cita el diario El País. En cinco años, la deuda aumentó en 500.000 millones, la mitad del Producto Interior Bruto (PIB). Esos 882.300 millones de deuda equivalen, por tanto, al 84% del PIB.

Según los Presupuestos Generales del Estado, España gastará en 2013 poco menos de 40.000 millones de euros en intereses de la deuda. Solo intereses, nada de amortizaciones, lo cual parece insostenible. España sigue financiándose, pero a niveles que amenazan con estrangular su economía. ¿Y por qué aumenta tanto la deuda? En primer lugar porque el déficit público sigue disparado, a pesar de los recortes: se ingresa menos de lo que se gasta, incluso antes de pagar intereses. Y en segundo lugar por el trasvase de agujeros privados al sector público; léase rescate bancario. También influye que se aflorase el pago a proveedores y la asunción por parte de España de la cuota que le corresponde de los préstamos europeos a los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda.

¿Tiene solución España? A corto plazo, difícil. Básicamente, porque la economía no crece y el tremendo esfuerzo fiscal que hace el conjunto del país -no solo el Estado- se diluye en el pago de altos tipos de interés. Por encima, el Estado tiene déficit primario, es decir, sin contar los intereses también hay saldo negativo entre ingresos y gastos.

Parece urgente, pues, hacer algo, ya que, como advierte José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, una dinámica así conduce al incumplimiento de pagos e, inevitablemente, al rescate total e intervención de la economía española.

¿La receta? Conseguir una rebaja de los intereses y producir más y mejor, como se explica en el libro «Cómo salir de esta» (Actualia Editorial). Lo primero será difícil sin ayuda europea y lo segundo dependerá de los españoles, si previamente se liberan recursos para invertir, en vez de dedicarlos al pago de intereses o al seguro de desempleo, lo cual exigiría, obviamente, que haya más actividad y menos parados. El Gobierno calcula que una prima de riesgo -sobrecoste que paga para financiarse respecto a Alemania- de 200 puntos básicos sería suficiente para detener la sangría. Pero España sigue lejos de rebajar esa maldita prima de riesgo.

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