Fernando Jáuregui – No te va a gustar – Una de espías


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Parece que ahora nos hemos enterado todos, con el escándalo correspondiente, de que aquí hay políticos que contratan a agencias de detectives y de golfeo, altamente especializadas en escuchar conversaciones al margen de los dictados de juez alguno. Políticos contra políticos, partidos que quieren saber los puntos débiles del rival para golpear donde más les pueda doler: tú eres más golfo que yo. Una nueva versión del y tú más, tan irritante, tan canalla. Y jugando con el presupuesto estatal, que pagamos usted y yo.

María Dolores de Cospedal, secretaria general del P.P., ya denunció, entre el rasgar de muchas vestiduras, que su partido era objeto de espionaje. Todos sabían, sabíamos, que era cierto, pero todos se escandalizaron. Cómo osaba la locuaz hacer tal denuncia, que hasta podía implicar a las fuerzas de seguridad del Estado. Yo entonces escribí, y lo repito ahora, que, en una ocasión, almorzando en un restaurante cercano a las Cortes, junto con mi compañera Pilar Cernuda y el entonces ministro del Interior, Toni Asunción, me vi desagradablemente sorprendido cuando, semanas después, cayó en mis manos un papel del Cesid en el que se reproducía la conversación reservada que habíamos mantenido los tres en el restaurante. Asunción, hombre pragmático y acostumbrado a que le pongan zancadillas, se lo tomó con cierto humor. Confieso que yo sentí mi intimidad violada por segunda vez en mi vida. La primera fue cuando José María Ruiz Mateos envió a las redacciones de toda España la transcripción de las conversaciones telefónicas que yo mantenía desde mi teléfono móvil y que él, ya se vio, ordenó que espiaran.

Quiero decir con estas anécdotas que el pinchazo telefónico estaba, y está, muy extendido en España. Servicios del Estado, que llegaron hasta a espiar al Rey sin que nada ocurriera; compañías privadas contra competidores, políticos contra políticos y contra periodistas incómodos… Qué no habrán visto los anales, y los jueces sin enterarse. Ahora, al fin, y quizá porque el escándalo afecta a quien afecta, el ministerio del Interior se ha puesto las pilas y ha convocado una cumbre policial para ver de dónde viene todo esto. Las escuchas en España, las haga la UDEF o los especialistas, ejem, de Metodo3, han de cesar, porque siempre son a instancia de parte para perjudicar a otra parte. Y ya digo: los jueces, sin enterarse, que bastante ocupados están con sus huelgas, que esa es otra.

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