Rafael Torres – Al Margen – Los principios de Bankia.


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

El señor Goirigolzarri, que el jueves fue recibido en las puertas de la Audiencia Nacional por un centenar de estafados por las Participaciones Preferentes de su entidad, que le dedicaron epítetos tan merecidos como irreproducibles, ultima, al parecer, la puesta en marcha de una ambiciosa campaña publicitaria para mejorar la imagen del banco que mantiene secuestrados los ahorros de decenas de miles de clientes y que ha arruinado a otros tantos que, confiando en una campaña publicitaria anterior, la orquestada con la salida a Bolsa del engendro bancario compuesto por siete Cajas controladas por el PP, invirtieron en acciones de la misma, sin saber, pues eso no se decía en la propaganda, que la entidad tenía más agujeros que un colador y más trampas que las contabilidades de Bárcenas.

Dicha campaña, en la que se empleará el dinero de los jubilados que lo tienen atrapado en la entidad y confiscado por el Gobierno que colocó al señor Goirigolzarri al frente de sus destinos, llevará un nombre algo rupestre que, no obstante o por eso mismo, a los directivos de la cosa les suena muy bien: «Empecemos por los principios». Con él, por lo visto, quieren trasladar a la gente la idea de tabla rasa, de pelillos a la mar, de aquí no ha pasado nada, pero los muñidores del eslógan han debido olvidarse, llevados por el entusiasmo, de que la gente no es tonta, o, cuando menos, de que ya no es tonta. Dejando a un lado la circunstancia de que para empezar por los principios es necesario tenerlos, o sea, principios, lo cierto es que para empezar por ellos, para volver a empezar, es imprescindible dejar bien cancelada la etapa anterior, y sólo hay una manera de hacerlo: devolviendo el dinero del que se apoderó fraudulentamente, resarciendo de los daños causados y comprometiéndose a devolver al conjunto de la sociedad hasta el último euro pagado a la fuerza por ella para la supervivencia de Bankia. No hay otros principios por los que empezar.

Hacer una campaña de imagen, de mejoramiento de la imagen, mientras centenares o miles de denuncias contra la entidad se agolpan en los juzgados, no parece sino el penúltimo dislate de Bankia, de Goirigolzarri y del Gobierno. Esas denuncias, el 90% de las cuales perderá la entidad por razones obvias, le señalarán la importancia de tener principios cuando se les invoca.

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