Esther Esteban – Más que palabras – Fiscal y soberanismo.


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

El fiscal jefe de Cataluña, Martín Rodríguez Sol, ha desafiado al gobierno pero sobre todo ha incumplido una norma de oro de la carrera fiscal: el escrupuloso respecto a la legalidad. Está claro que es partidario de apoyar la consulta soberanista de Artur Más cosa que, como ciudadano, puede hacer, pero la cuestión cambia cuando su opinión se emite desde la institución que representa. En una entrevista en Europa Press el fiscal ha elucubrado con que ante el previsible «no» del Gobierno central a la consulta existen otras alternativas. Ha dicho textualmente que «una alternativa es utilizar la ley de consultas con preguntas de otro estilo y aquí es donde se puede posiblemente jugar», afirma. Curiosamente su tesis es muy parecida a la del Gobierno catalán que ha insinuado que, para burlar la Constitución, podría proponer un referéndum no vinculante sin utilizar el censo oficial y en el que pudieran votar los mayores de 16 años.

Es verdad que Rodríguez Sol admite que «no existe un marco legal que permita un referéndum sobre la independencia», pero, al final, lo que le gustaría es que Ejecutivo de Mariano Rajoy modificara el marco constitucional para dar satisfacción a los deseos de Más. He entrevistado muchísimas veces al presidente de la Generalitat y siempre, absolutamente siempre, me ha dicho que si sus reivindicaciones no caben en la Constitución habría que cambiarla, por lo que en esto coincide plenamente con la apuesta del fiscal catalán. La diferencia es que el líder de CiU es un político que ha concurrido a unas elecciones y ha sido votado por los ciudadanos, mientras el fiscal representa aún la institución jerarquizada plenamente y por lo tanto es, debe y tiene que ser el guardián de las leyes.

Estos días se ha recordado, y con razón, que los fiscales tienen el deber inexcusable de respeto a la Constitución y a las leyes vigentes desde la imparcialidad y la neutralidad política y de ahí que el Fiscal General, Torres Dulce, haya decidido iniciar un procedimiento para dilucidar si su subordinado puede o no seguir ocupando su cargo. Es verdad que carece de precedente de historia en esta democracia el que el Fiscal General del Estado inicie el procedimiento de destitución del fiscal superior de una comunidad autónoma, pero la apertura del expediente de remoción del cargo está más que justificada, sobre todo teniendo en cuenta que Rodríguez Sol y él son amigos personales, por lo cual la decisión no le ha debido de ser nada fácil.

Desde la carrera judicial muchos estaban pendientes de si, finalmente, el Fiscal General miraría hacia otro lado por tratarse de un amigo, y no lo ha hecho, cosa que el honra en unos tiempos donde el amiguísimo y muchas veces el sectarismo prima sobre las responsabilidades de los cargos públicos.

La prueba de fuego de que el fiscal de Cataluña no actuó correctamente es que él mismo salió, pocas horas después, a rectificar sus afirmaciones, y también lo es la reacción de CiU que, tal como se esperaba, ha salido en defensa y apoyo del hombre con el que Más se hizo la foto hace apenas unos días, en esa especie de pantomima de pacto contra la corrupción. Artur Más ha lamentado que se expediente al fiscal por pedir respeto a la expresión del pueblo catalán y nuevamente ha habido voces que hablan del ataque a la Democracia. Lo malo es que algunos se olvidan que el principal ataque a la democracia es no respetar primero la separación de poderes, y segundo la Constitución donde se reclama el derecho a decidir pero el de todos los españoles y ¡claro! eso les escuece a muchos especialmente a los nacionalistas en cuyo ADN llevan independencia.

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