Julia Navarro – Escaño cero – No era esto.


MADRID(OTR/PRESS)

Durante décadas los españoles soñamos con pertenecer a la Unión Europea de la misma manera que otros muchos países han compartido el mismo sueño. Estar en la UE nos parecía que era formar parte de un club donde todo eran seguridades pero sobre todo donde primaba la idea de construir un gran espacio europeo en pie de igualdad que algún día terminara convirtiéndose en los Estados Unidos de Europa.

Y, si hacemos caso a lo que las encuestas han venido reflejando año tras año, los españoles hemos sido los más europeístas, los más entusiastas con la UE. Pero en esto Alemania ha vuelto a hacer de las suyas.

Parece que en cada generación a los alemanes les asalta el deseo irrefenable de hacerse con el control de Europa tratando a los ciudadanos como súbditos. Desde que Angela Merkel se ha hecho con el santo y seña en Alemania las cosas no pueden ir peor para el resto de los europeos. Merkell es el ama y señora de la UE, la que marca la senda a seguir, la que se permite menospreciar al resto de los países sobre todo a los del sur presentándonos como una panda de vagos más interesados en dormir la siesta y divertirnos que en trabajar.

Lo peor es que desde que estalló la crisis, (una crisis provocada por la falta de controles financieros de los bancos centrales, de los organismos internacionales, incluidos los de la UE, y los propios gobiernos)a los ciudadanos se nos están aplicando las recetas alemanas, unas recetas impuestas por Angela Merkel que están provocando paro y miseria. Eso sí, a Alemania le va bien, aunque los bancos alemanes tengan problemas, pero como son alemanes punto en boca.

La última barrabasada de la UE bajo el mando de la señora Merkel no ha sido otra que saltarse a la torera la seguridad jurídica que creíamos que existía y era norma de la Unión. Desde Bruxelas se ha decidido castigar a Chipre y han dictaminado que para que éste pequeño país reciba ayuda nada mejor que imponer un «corralito» durante unos cuantos días, amén de quedarse con el diez por ciento de los depositos. Sí, han dejado en papel mojado esa norma de que hasta los cien mil euros los depósitos están garantizados.

La señora Merkel quiere ganar las elecciones en septiembre y tiene que mostrarse ante sus electores como la guardiana del dinero de los alemanes, haciendo ver que no va a poner ni un euro en ayudar a los países del sur. De manera que, con la aquiesciencia del resto de sus colegas de la UE y del Banco Central Europeo, todos ellos actuando como subordinados dw la alemana, han violentado las normas de la Unión a la hora de imponer condiciones a Chipre para su rescate. O sea, una vergüenza.

Pero lo peor de todo es que cada día que pasa muchos ciudadanos empiezan a percibir la Unión Europea como un problema y no como una solución a los problemas y al euro como una rémora. El desapego hacia la UE crece así como el resentimiento hacia Alemania, a la que se percibe como una potencia imperialista. Muchos ciudadanos empiezan a creer que Alemania pretende ganar la II Guerra Mundial cincuenta años después, sólo que en vez de con tanques, a través de la economía.

Desde luego no es esta la idea que teníamos de la Unión Europea, y cada vez hay más ciudadanos, ya sea en Italia, Portugal, Irlanda, Francia,España y no digamos Chipre, en que nos preguntamos por qué nuestros gobernantes obedecen a la señora Merkel dejándose imponer unas políticas que la favorecen a ella pero que perjudican a millones de europeos. Esa política de «apaciguamiento» con la señora Merkel, ese miedo a que Alemania se enfade y nos apunte con el dedo, esa actitud subordinada aceptando que vengan los miembros de la «troika» a decirnos si hacemos las cosas bien, todo esto, comienza a resultar insoportable.

Lo de Chipre es más de lo podíamos suponer que iba a atreverse Angela Merkel. No, no era esto y ha llegado la hora de que los ciudadanos gritemos !BASTA YA!

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído