MADRID, 1 (OTR/PRESS)
Empieza bien la semana: se tira de fotos color sepia para poner en la picota a Núñez Feijoo, los terroristas dicen que sus presos «pagan el amor a su patria con el castigo de la cárcel» y, tal vez por eso, el misterioso Eguiguren pide la excarcelación de Otegui por «su contribución a la paz». Los del 25-S convocan una nueva concentración el próximo 25 de abril, en esta ocasión, para «asediar» la Cámara Baja de forma indefinida y con unos objetivos más o menos facilitos «hasta forzar la dimisión del Gobierno, la disolución de las Cortes y la Jefatura del Estado y el inicio de un proceso de transición hacia un nuevo modelo de organización política, económica y social, liderado por el pueblo». Ahí queda eso. De cómo liderará el pueblo el nuevo modelo, no se sabe aun, pero es evidente que no parece que pueda ser mediante las urnas. ¡Ah el pueblo, el pueblo¡
El reciente congreso de la UJCE (juventudes comunistas) andaba este «finde» muy cabreado porque su acuerdo de apoyar a Corea del Norte en su lucha contra el imperialismo, se tomó digamos que un poco chacota en las redes sociales -más que nada por el atrabiliario líder Kim Jonng-un que se propone arrasar la tierra- de forma que se vieron en la obligación de aclarar que el apoyo era al pueblo de Corea del Norte; otra vez «el pueblo», esa eterna coartada. Y los de la operación retorno escuchando la herencia del Rey en medio del atasco y yo asomándome de vez en cuando a la ventana por si vienen los del «escrache» ese y me empapelan la casa.
Pues esto es lo que hay -entre otras muchas cosas- y no te pierdas de vista el papelón de los sindicatos que, al parecer, cobraban como quien no quiere la cosa una pasta gansa por cada ERE andaluz. No lo digo yo, lo ha confirmado en sede judicial el dueño de la mediadora «Vitalia» que ha admitido que «había contrato con los sindicatos» y pagos tanto a UGT como a CCOO.
Y a esta alturas para qué decir que todos tenemos fotos que hubiéramos querido no tener, que lo etarras lo que pagan en la cárcel son sus crímenes y no su amor, que es por lo menos dudosa la contribución de Otegui a la paz o que por mucho que se intente asediar el Congreso no parece muy probable que dimita el Gobierno y se disuelvan las Cortes y la jefatura del estado, así todo de una tacada. Para qué pedir a los jóvenes comunistas un poco de sensatez frente a las dictaduras, frente a todas las dictaduras. Para qué insistir en que lo de los EREs de Andalucía tendría que haber provocado ya algo más que el consabido «yo no he sido» y una respuesta creíble -o una confesión- de UGT y CCOO. Aquí cada cual va a lo suyo y por ahora, poco más. ¿Cuánto puede durar esto?