MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Leo en un resumen de prensa internacional que el Deutsche Bank piensa que en España el déficit político es más importante que el económico. Estoy de acuerdo con el dictamen del influyente banco alemán, que tantas cosas comparte con el omnipotente Gobierno de la señora Merkel. Ya Galbraith nos decía que la economía es, en sustancia, política; una buena política lleva a una hacienda saneada. Las encuestas ratifican más o menos lo que sugiere el DB: los ciudadanos piensan que no se hace política, que no hay contacto con la clase política, y de ahí el escrache -los sondeos dicen que la ciudadanía aprueba mayoritariamente esta forma de manifestación, naturalmente cuando no es violenta-, de ahí la desconfianza, de ahí la protesta en la calle y no a través de unas instituciones y unos cauces que están sordos, mudos, cegados.
Porque una cosa es una cosa, y otra, otra; tanta entrevista secreta en La Moncloa con Artur Mas, con Urkullu y vaya usted a saber con qué otros, no lleva sino a la sensación de que aquello de la futura ley de transparencia es una broma en la que se gasta tiempo y dinero. Que la Mesa del Parlamento «vete» algunas preguntas sobre el funcionamiento de la Casa del Rey tampoco acerca al pueblo a las instituciones donde se hace «política». Que el exbancario italo-francés Falciani haya presuntamente revelado su lista de presuntos evasores fiscales a las autoridades españolas, y que estas no digan ni pío, tampoco contribuye a fomentar la sensación de que en España no se practica el secretismo más cerrado desde el Ejecutivo. Y un largo etcétera.
Se sabe que ni a Rajoy, ni a Rubalcaba, ni a tantos miembros de la casta política les gustamos los periodistas. Y actúan en consecuencia: los medios, en buena parte por nuestra culpa, pintamos ciertamente poco en la marcha de la política en nuestro país. La sociedad civil tampoco es que esté impulsando las exigencias de actuación política que nuestros representantes deberían estar ejerciendo. Y esto se va sabiendo por ahí fuera: ya ve usted, lo dicen hasta en el Deutsche Bank…
