Antonio Casado – Pactos necesarios.


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Le oigo decir en la distancia corta a un dirigente del PP que los verdaderos pactos se cocinan en la trastienda. Según él, solo se sirve el plato si está terminado el guiso. Para general consumo de la castigada ciudadanía. Es una forma de descalificar las ofertas de diálogo al más alto nivel que viene planteando el líder del PSOE, Pérez Rubalcaba, que el otro día, en vísperas del primero de mayo, declaró: «Hace falta que nos sentemos en una mesa y pongamos lo mejor de cada uno para que podamos salir de esta difícilísima situación por la que atraviesa nuestro país».

Aunque los socialistas insisten es que es una política sincera de mano tendida, en el Gobierno y en el PP siguen pensando que son ocurrencias propias del mitin del fin de semana. Sin embargo, y teniendo en cuenta que las últimas cifras del paro y la revisión del escenario presupuestario han reducido notablemente el margen de maniobra de Moncloa, me temo que a partir de estos momentos el presidente, Mariano Rajoy, va a tener que diversificar mucho las excusas para seguir rechazando el pacto nacional contra la doble crisis política y económica que proponen los socialistas. Y tal vez cambie de opinión, pero solo lo hará hasta un minuto antes de verle las orejas al lobo.

El secretario general del PSOE acaba de reiterar su ofrecimiento de diálogo para llegar a un doble y urgente pacto nacional. Uno por el empleo y otro contra la pobreza. El primero está contenido en un documento de 49 páginas con propuestas concretas para favorecer la creación de empleo, en especial el empleo juvenil, cuya tasa es en estos momentos del 57 por ciento. La cifra es de la EPA referida al primer trimestre de 2013, pero el mencionado documento está en manos de las fuerzas políticas y los agentes sociales desde el pasado mes de enero. Las cosas han ido a peor desde entonces. Y en cuanto a un gran pacto contra la pobreza y la exclusión social, ya fue planteado por Rubalcaba al Gobierno el pasado 7 de abril. Con propuestas bien concretas, como la creación de un fondo de 1.000 millones de euros para atender las necesidades más urgentes de niños, mayores y familias en general.

Si recuerdo estos datos de situación es por acreditar que no se puede despachar el asunto diciendo que estas ofertas del principal grupo de la oposición son ocurrencias de fin de semana. Ya se ve que no. Más le valiera al Gobierno tomarlos en cuenta, o plantear otros alternativos sobre los mismos retos. Básicamente, paro, pobreza y políticas de estímulo orientadas al crecimiento. En los tres terrenos es necesario sumar fuerzas. La proverbial indolencia de Mariano Rajoy es incompatible con la situación. No es de recibido que la respuesta del presidente ante la cifra de 6.200.000 parados que conocimos la semana pasada sea la siguiente: «Hay que hay que tener un poquito de paciencia porque los resultados tardarán en verse».

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