Antonio Casado – El Rey quiere pacto.


MADRID, 6 (OTR/PRESS)

Nada tiene de malo, sino todo lo contrario, que el Rey ejerza la función arbitral y moderadora que le atribuye la Constitución Española, especialmente en momentos de tribulación como éste. El paro, la desigualdad, la pobreza, la recesión económica, el deterioro de los servicios públicos, etc., están llevando al desaliento a los españoles. Por tanto, es muy lógico que, en sus contactos habituales con el titular del Gobierno, Mariano Rajoy, y del principal grupo de la oposición, Pérez Rubalcaba, don Juan Carlos trate de motivarlos en la necesidad de remar juntos para hacer una España más habitable.

Algunos analistas han relacionado este paso adelante del Rey a favor de la unidad contra la crisis con una supuesta y apremiante campaña de imagen planeada en Zarzuela al objeto de recuperar el prestigio perdido por la Corona como consecuencia del caso Urdangarin y ciertos comportamientos personales de don Juan Carlos. Aunque así fuera, nada tan normal, tan saludable y tan previsible como el relanzamiento del poder moderador de la Corona. Otra versión de este singular retorno del Rey a la vida pública, cuando todavía no ha terminado el periodo de rehabilitación física exigido por su última operación de doble hernia discal, es que se trata de acabar de una vez por todas con las conjeturas sobre una posible abdicación.

Es verdad que después del último paso del Rey por el quirófano se había interpretado que el postoperatorio sería como un ensayo general con todo para que el príncipe de Asturias empezara a ejercer el oficio de Rey, pero ya salió al paso a su debido tiempo la Casa del Rey con aquel definitivo «El Príncipe de Asturias lo representa, pero no lo sustituye». Es la doctrina oficial de la Casa del Rey. De inmediata aplicación al tiempo que empezó a correr desde la salida de don Juan Carlos de la clínica. Una forma de atajar las especulaciones sobre un eventual paso atrás del Rey so pretexto de un periodo más o menos largo de rehabilitación. De hecho los impedimentos físicos no le han impedido recibir al escritor Caballero Bonald, asistir al partido de fútbol Real Madrid-Bayern de Munich o sugerir a Rajoy y Rubalcaba, por separado, claro, que deben juntarse en la lucha por sacar a España cuanto antes de la crisis.

Se dan todas las condiciones para que las sugerencias del Rey prendan en el terreno abonado de una ciudadanía con tendencia a distanciarse de la clase política. En horas bajas del país y de quienes lo representa al más alto nivel institucional, lo importante es la reactivación del papel del Rey en los términos del artículo 56 de la CE («arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones»). A los españoles les debe traer sin cuidado si todo esto responde o no responde al deseo de frenar las especulaciones sobre una eventual abdicación de don Juan Carlos. Lo importante es que Gobierno y PSOE, como averiados pilares de un sistema amenazado de ruina, luchen juntos por un país habitable.

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