MADRID, 16 (OTR/PRESS)
Lo sucedido estos días en la localidad vizcaína de Ondarroa, donde la Policía Autónoma Vasca tuvo que llevar a cabo un despliegue de 300 agentes antidisturbios, 30 furgonetas, coches patrulla y dos lanchas, para detener a una vecina del pueblo condenada por la Audiencia Nacional a cinco años de cárcel por ayudar a varios comandos de la banda terrorista, es una muestra mas de la anormalidad democrática que se sigue dando en el País Vasco, a pesar de que algunos se empeñen en seguir hablando de un «tiempo nuevo» porque ETA ya no mata. Todo ese despliegue de la Ertzantza tuvo que hacerse porque varios centenares de simpatizantes de la izquierda abertzale hicieron en un puente de Ondarroa una especie de «muro popular» en torno a la colaboradora de ETA para dificultar su detención.
Siendo grave esta actitud, lo fue mucho mas el comportamiento de la portavoz de EH-Bildu en el Parlamento Vasco, Laura Mintegui, presente en los incidentes, que se encaró con el responsable de la Ertzantza al que le espetó lo siguiente: «no quiero volver a ver un desalojo de esta manera; y si lo vuelvo a ver, llamo a la Consejera de Seguridad del Gobierno Vasco, que me ha dado su móvil particular y me ha dicho que en cualquier momento le llame si tenemos algún problema, y estoy a punto de llamarla. ¿Está claro, verdad?»
De momento no se tiene noticia que la Fiscalía haya instado a la autoridad judicial a iniciar el correspondiente proceso judicial contra la portavoz de EH-Bildu por lo que claramente es un delito de obstrucción a la acción de una fuerza policial, en este caso la Ertzantza, que se está limitando, ni mas ni menos, a ejecutar una orden de detención de una colaboradora de ETA dada por la Audiencia Nacional. Lo mismo que alguna responsabilidad política tendría que asumir la Consejera de Seguridad del Gobierno Vasco, por haber estado «mercadeando» con la portavoz de EH-Bildu la forma de llevar a cabo una detención policial. Como se puede apreciar, el conjunto de los hechos es un puro disparate.
El «numerito» de Ondarroa también pone una vez mas de manifiesto lo crecido que está ese mundo sociológico que apoya a ETA. Motivos tienen para estarlo tras la vuelta de las diferentes marcas de la banda terrorista a las Instituciones vascas y navarras y tras la legalización de Sortu por parte del Tribunal Constitucional. ETA, desde el punto de vista policial, puede estar muy tocada y mermada, pero desde el punto de vista político está más fuerte que nunca. Y si encima, el Estado de Derecho se muestra complaciente o pastelero con quienes ni se han arrepentido, ni han pedido perdón a las víctimas de sus crímenes, más motivos se les da para que lleven a cabo actuaciones como las de Ondarroa.