Más que palabras – De la banca al banquillo


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

Ha pasado de la banca al banquillo, y aunque no soy de las que se alegran cuando alguien entra en la cárcel sí me da cierto regusto comprobar que, a pesar de todo, en este país quien la hace la paga. El titular del juzgado de instrucción número 9 de Madrid que ha enviado a la cárcel a Miguel Blesa ha calificado de aberrante que Cajamadrid comprará el City National Bank de Florida -operación que podía haber costado unos 500 millones de perdidas al entidad y que se hizo en pleno tsunami económico- y afirma en el auto que la «tormenta perfecta» en la entidad no dependió de constantes climatológicas, sino del proceder directo de su expresidente Miguel Blesa.

En resumidas cuentas que el primer banquero español que entra en la cárcel en 20 años -el último fue Mario Conde por el caso Banesto- hizo y deshizo a su antojo y, de hecho, aunque este es el motivo que le ha llevado a prisión hay otros elementos muy polémicos de su gestión que también están siendo investigados. Un informe policial ha ratificado que la Caja podía haber perdido 12,5 millones en un préstamo concedido con irregularidades al expresidente de la patronal Gerardo Díaz Ferrán y otras muchas. Operaciones de dudosa legalidad.

Cuando escribo estas líneas el expresidente de Caja Madrid continuaba en la prisión y su familia se esforzaba en buscar la fianza de 2,5 millones de euros para sacarlo de Soto del Real, dinero que sin duda conseguirán sin problemas teniendo en cuenta que ese es el importe de la indemnización que se llevó tras dejar el cargo. La diferencia entre él y el común de los mortales ya no es sólo que consiga recaudar 2,5 millones de euros en un plis plas, sino que hasta hace bien poco nadie cuestionó que dejara una entidad bancaria al borde de la quiebra y consiguiera a cambio una indemnización millonaria. Es verdad que esta decisión judicial es sólo el primer paso y que ahora se tendrá que demostrar que ha cometido delito societario, apropiación indebida, falsedad documental etcétera, pero detención no es sólo un aviso a navegantes sino también es ejemplar incluso ejemplarizante en los tiempos que corren.

He leído estos días en una crónica de Juan T. Delgado que lo más impactante del despacho que ocupaba Miguel Blesa en la Torres Kio de Madrid no era la altura, sino la sensación de estar perdido en el aire. Quienes tenían el enorme privilegio de visitar al presidente Cajamadrid no podían resistirse echar una ojeada por la pared acristalada. La inclinación del edificio está marcada por un ángulo de 15°así que asomarse desde la cúpula era como flotar en el vacío. Blesa ocupaba ese despacho desde 1996 así que se había acostumbrado desenvolverse sin vértigo en las alturas. Tampoco tenía vértigo arriesgarse en los negocios y según hemos visto se le olvidó por completo que la razón de ser y existir de una caja de ahorros que era la obra social.

Claro que no lo hizo solo porque para hacer estas cosas se necesitan muchas complicidades, pero fue responsable último de demasiados riesgos, de negocios bochornosos y ostentaciones evidentes como el hecho de que tuviera a su disposición un BMW blindado de 510.000

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