MADRID, 21 (OTR/PRESS)
¿Conseguirá Mariano Rajoy salir indemne -políticamente hablando-, del caso de los sobresueldos que algunos dirigentes del PP reconocen haber cobrado? Es la pregunta del millón. En términos políticos, el caso le está haciendo mucho daño al partido del Gobierno. El inopinado reconocimiento de algunos pagos -recibidos en mano y en sobre- hecho en su declaración ante el juez por Eugenio Nasarre, diputado y referente de la corriente democristiana, echa por tierra la versión oficial sostenida hasta ahora por la cúpula del partido. Si a lo declarado por Nasarre se suma lo dicho por Pío García Escudero, presidente del Senado, quien también reconoció ante el juez Pablo Ruz haber estado cobrando durante años un sueldo adicional del partido, un dinero declarado a Hacienda, pero, en definitiva: un sueldo añadido a sus emolumentos con senador, el caso se complica.
A reserva de la declaración de Jaume Matas, ex ministro y ex presidente de Baleares, en términos de opinión pública, el PP tiene perdida esta batalla. Batalla que a juzgar por algunos indicios también tiene un frente interno, dentro del propio Partido Popular. Pugna entre quienes podríamos llamar la «vieja guardia», dirigentes que tuvieron mucho poder durante los gobiernos de Aznar, período álgido de los sobresueldos o complementos salariales que dan pie a la polémica (Javier Arenas y Mayor Rajoy, serían los exponentes más notables) y la «joven guardia», grupo encabezado por dirigentes que como Dolores de Cospedal o la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, por aquél entonces, no formaban parte del sanedrín del partido y a los que por tanto no alcanzarían las salpicaduras políticas del caso. Según diversas fuentes, también estaría salvo de esa «contaminación» el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que era alcalde de Madrid y no figuraba entre los favorecidos con los complementos. Los partidos políticos son organismos vivos en los que los dirigentes que han hecho de la política su razón de ser en la vida, conocen las leyes de Darwin y saben que sólo hay dos maneras de medrar: apostando por el ganador en las pugnas internas de poder o atreviéndose a jugar sus propias cartas. Sabido que en las guerras el mayor número de víctimas siempre tiene origen en el fuego amigo, habrá que seguir atentos a la pantalla.