En tanto el Gobierno remata a los estafados por las Preferentes y las Subordinadas de Bankia con su «canje» por unas acciones que no valen nada, en tanto que los saqueadores bursátiles de tumbas y de las galas del difunto se forran arrancándoles las prótesis de oro, las sortijas y cuanto de algún valor pueda quedar en sus mortajas mediante el golpe en Bolsa consentido por ésta, por la CNMV, por el Gobierno y por la propia entidad, en tanto se descubren los estrechos e inquietantes vínculos dinerarios entre Blesa, el gran hacedor de la ruina de Caja Madrid, y las contabilidades del Partido Popular, en tanto los kapos de los grandes bancos competidores de Bankia, Botín, Fainé y González, acuden a la Audiencia Nacional a dar explicaciones, o a no darlas, sobre la reunión que mantuvieron los tres con De Guindos en vísperas del «crack» de Bankia, de la dimisión de Rato y de la nacionalización del engendro bancario, en tanto todo ese sindiós ocurre sin que la Fiscalía General del Estado mueva un dedo, la Guardia Civil de Jerez ha conseguido, gracias a otra Fiscalía más activa, la de Cádiz, que un banco del que las informaciones ocultan pudorosamente el nombre devuelva el dinero que estafó a seis viejecillos de Trebujena y Alcalá del Valle mediante el procedimiento de colocarles Preferentes.
¡Alto a la Guardia Civil! Está visto que a los ladrones, y no digamos a los saqueadores bancarios de las tumbas donde han sepultado a sus víctimas, les sigue causando efecto esa voz. Lástima que quien desde el poder político debe ordenar a la «meretérica» que la de en todo el territorio nacional, se comporte como cooperador, si es que no como abierto y principal instigador de ese monumental delito que está arruinando a tantos cientos de miles de familias españolas. Sería muy fácil montar el operativo, basta seguir la pauta de la Fiscalía de Cádiz que ha dado tan buenos resultados: recibida la denuncia de la estafa, ordenó a la Guardia Civil en funciones de policía judicial el inicio de las diligencias. En el curso de éstas y de la investigación correspondiente, se descubre que el autor material de la estafa es el director de la sucursal de un banco que ha actuado por instrucciones de éste. Acto seguido, la Guardia Civil solicita a dicho banco la documentación relativa al caso, y éste se arruga y le falta tiempo para devolver a los ancianos lo que les robó. ¿Fácil? Muy fácil.
¿Se anima algún alto responsable del Gobierno o el Fiscal General a impartir esas órdenes a los diligentes policías? Es muy fácil: ¡Alto a la Guardia Civil! Otra voz, por lo que se ve, no paraliza a los ladrones, y menos a los de guante blanco.