Ninguno estudió en el Colegio Hogwarts, en el que Harry Potter se doctoró en magia y hechicería, pero todos juegan a aprendices de brujo.
Y choca, porque vista la retahíla de suspensos cosechada por los dirigentes occidentales desde que hace tres décadas la CIA, para debilitar a los soviéticos, se dedicó a armar a los mujaidines afganos que han terminado convertidos en talibanes, tendríamos que haber aprendido.
Tenemos reciente lo ocurrido en Libia y como Al Qaeda se ha reforzado en Africa y deberíamos sopesar las funestas consecuencias que tendrá para nuestra seguridad una victoria en Siria de los mal llamados ‘opositores’.
Hasta ahora, el Gobierno español acertaba calificando de “muy peligroso” el levantamiento de la veda al envío de armas. El argumento de nuestra diplomacia era que la posibilidad de que el material acabara en manos de los fanáticos, era suficientemente disuasorio.
Pero de repente, sin que haya cambiado nada y cuando crecen las evidencias de que son los radicales islámicos los que dominan el cotarro, va el ministro García Margallo y anuncia que levantamos el embargo en sintonía con lo decidido por la UE.
Como los dirigentes europeos no saben nada del asunto ni lo tienen muy claro, agregan que se trata de mandar un mensaje a Bachar el Asad, evitar que Siria desaparezca como estado y que sólo se hará cuando existan garantías de que el destinatario de la mercancía es la oposición moderada.
El planteamiento es de una ingenuidad suicida y pone de relieve hasta que punto los políticos toman decisiones cruciales sin saber lo que es la guerra, cuánta maldad entraña o qué ocurre en el corazón de los seres humanos cuando empiezan a matarse.
Además de una guerra civil, en Siria se libra una batalla por el poder regional y eso explica que Arabía Saudí, los Emiratos y Catar –amenazados siempre por Irán- financien a los rebeldes.
También que Israel advierta que bombardeará los arsenales, si Rusia entrega misiles antiaéreos S-300 al régimen de Damasco.
En ese infierno, casi todos parecen saber a lo que juegan, menos nosotros.