Cayetano González – Pacto sí, pacto no


MADRID, 03 (OTR/PRESS)

Llevan unos días los portavoces del PP y del PSOE un poco pesaditos y mareando al personal, con lo del posible pacto entre ambos que nadie sabe muy bien en que consistiría y, sobre todo, cual sería su contenido y su utilidad real. En un principio se ha hablado de un acuerdo entre los dos grandes -aunque cada vez menos según ponen de manifiesto las encuestas- partidos nacionales de cara al importante Consejo Europeo que tendrá lugar a finales de mes en Bruselas. De ese modo, Rajoy se podría presentar ante Europa esgrimiendo un acuerdo con el principal partido de la oposición.

Pero Rubalcaba quiere que ese posible acuerdo con el PP sea más amplio y abarque otras cuestiones, como por ejemplo, las políticas que hay que aplicar para generar empleo y salir de la crisis. El líder del PSOE, que algo de oficio y olfato político tiene, ha visto en este recurso de ofrecer un gran acuerdo al Gobierno, una especie de salvavidas para su delicada situación interna dentro de la familia socialista. Rubalcaba se presenta así ante la opinión pública y ante las voces disidentes de su partido como un líder político con eso que se suele llamar de una forma un poco rimbombante «sentido de Estado».

En cuanto a Rajoy y al PP, el entusiasmo que suscita ese posible pacto con el PSOE es absolutamente descriptible. Con una holgada mayoría absoluta conseguida hace año y medio, piensan, ¿para que necesitamos pactar algo con el PSOE? Sin embargo, saben, que lo políticamente correcto, en momentos tan delicados como los que está atravesando nuestro País, es no mostrarse totalmente contrarios a ese tipo de acuerdos ya que una parte importante de la opinión pública no entendería una cerrazón absoluta.

El caso es que, como si el amable lector de esta columna ha tenido la paciencia de llegar hasta este punto habrá podido comprobar, lo que en el fondo menos importa a los líderes del PP y del PSOE es si ese posible acuerdo es bueno o no para España. Una vez más estamos ante unos comportamientos donde priman los intereses partidistas de unos y de otros, a los intereses generales de los ciudadanos. En principio, pactar, acordar, es bueno. La cuestión, vuelvo a repetir, es que se pacta y para qué. Y en este punto tengo para mí que de cara a mantener una postura mas unida y supuestamente mas fuerte ante las exigencias de la Comisión Europea, a la señora Merkel o al señor Draghi, poco les importa que Rajoy y Rubalcaba vayan o no de la mano. Las decisiones importantes se toman a un nivel donde ese tipo de acuerdos cuentan más bien poco. Dicho esto, tampoco sería una mala noticia que después de tanto tiempo sin hacerlo, el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición sean capaces de ponerse de acuerdo en algo.

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