Más que palabras – Culpas de padres e hijos.


MADRID, 09 (OTR/PRESS)

Hace unos días leí en un periódico una noticia escalofriante. En Polonia un niño había nacido, prematuramente, y en estado de coma etílico. El bebé que nació mediante cesárea tenia una tasa de alcoholemia en sangre de 4,5 gramos por litro en sangre. El motivo es que su madre, de 24 años, había sido ingresada con una «cogorza» monumental . Al parecer la chica, tras una discusión con su pareja, salió a beber con unos amigos hasta que se desplomó, completamente borracha , y fue trasladada al hospital. Durante los análisis que le hicieron en el parto dió una tasa de alcohol de 2,6 que es cinco veces el máximo permitido en España por la DGT.

EL bebé se esta recuperando lentamente y, con toda seguridad, la madre irresponsable perderá la custodia del pequeño y si le ocurre algo al niño se enfrenta a cinco años de prisión.

La noticia viene al caso del debate que se esta manteniendo en España sobre la responsabilidad de los padres cuyos hijos sufren comas etílicos de forma reiterada, donde se esta planteando incluso la retirada de la custodia. A mí no me parece mal que el Gobierno pretenda sacar adelante una ley de «tolerancia cero» sobre el consumo de alcohol porque, efectivamente, resulta muy preocupante que la edad en la que nuestros chicos empiezan a consumir sea del entorno de los 13 años. Pero en mi opinión el foco no debe ponerse sólo en los padres. ¡Claro que nos corresponde a nosotros la responsabilidad de educar a nuestros hijos! pero no somos nosotros quienes les vendemos alcohol siendo menores, quienes les permitimos entrar en discotecas sin que tenga la edad necesaria, ni tampoco quienes toleramos que se haga botellón en las calles e incluso que se delimite una zona para hacerlo sin que los chavales molesten.

Está claro que el abuso de alcohol se está convirtiendo en un grave problema de salud de nuestros jóvenes. Sabemos que nuestros adolescentes beben más que hace 10 años y que el inicio se produce cada vez en edades más tempranas pero la solución no pasa sólo por multar a los progenitores. Esa puede ser una opción en el caso de que, por su estado, los chicos causen algún tipo de desperfecto y, de hecho, ya se comprobó, en el caso de la Kale borroka como los destrozos disminuyeron de forma importante, cuando los padres tuvieron que hacerse cargo económicamente de los desperfectos ocasionados por sus hijos.

Por otro lado si se pretende penar a los padres por la conducta de sus hijos ¿cuales serían los límites?. ¿Se podrían extender las multas a padres que tienen niños obesos por permitirles comer demasiadas chucherías o también a quienes no controlan su forma de conducir cuando sufren un accidente?. El tema es complejo y el antídoto tiene un nombre: Educación. Lo que hay que evitar es que se produzcan casos terribles como el de la joven polaca y, por supuesto, es intolerable que los fines de semana los hospitales españoles tengan tan elevado índice de comas etílicos. Prevenirlo es tarea de todos, no sólo de los padres. Ya existen leyes en nuestro país que permiten retirar la custodia a los padres que permiten borracheras continuas de sus hijos menores, considerando que estos están en situación de desamparo. No hay que inventar nuevas normas sino cumplirlas, y también que los representantes públicos lo hagan, cosas que no hacen cuando permiten la venta de alcohol a menores o que se celebren botellones sin ningún tipo de control.

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