A vueltas con España – ¿Otro tropiezo de Repsol?.


MADRID, 15(OTR/PRESS)

Repsol es una empresa que fue objeto de mucho apoyo en España, tanto para su desarrollo interno -industrial y financiero- como para acometer su expansión internacional o blindar sus intereses ante otros operadores en España. Y cuando vinieron mal dadas, como en Argentina, España en su conjunto salió en defensa de Repsol. Pero las reacciones de Repsol no siempre son proporcionales a esa actitud positiva de las instituciones y de la propia sociedad.

En Argentina, Repsol salió mal parada porque no supo negociar a tiempo ni hizo, previamente, todo lo que en aquel país se esperaba de Repsol-YPF. Hubo choque de trenes y se produjo la nacionalización de YPF. La expropiación debilitó a ambas empresas y a día de hoy Argentina sigue sin compensar a la petrolera española, que en un escenario favorable podría recibir una compensación de unos 7.900 millones de euros.

Repsol es importante en dos sentidos: por su capacidad de producción de petróleo y de distribución de combustibles y por su peso financiero, ya que detrás de Repsol están La Caixa, accionista de referencia y propietaria de un 12%, y el Santander, que si bien no es accionista directo de Repsol es el principal acreedor de Sacyr, el grupo de construcción que todavía controla un 10% del capital de la petrolera, a la espera de una posible venta.

Una prueba de la antipatía de Repsol ante la sociedad se está dando en Galicia, donde la multinacional petrolera española tiene una refinería pegada, literalmente, a la ciudad de A Coruña. ¿Por qué razón es antipática Repsol? Más bien habría que preguntar por qué razones. Una de ellas es histórica y comprende no solo su alta contaminación en la zona, sino también sus riesgos. Durante años, Repsol fue un tema tabú en A Coruña, a pesar de ser ésta la ciudad más castigada por los naufragios de grandes petroleros, como el «Urquiola» o el «Mar Egeo». Precisamente para evitar casos así se construyó el puerto exterior, donde en buena lógica deberían empezar a hacerse las descargas de crudo cuanto antes, lejos del centro de un área metropolitana de unas 400.000 personas. Pues bien, Repsol se hace la remolona, hasta el punto de que las autoridades han decidido plantarle cara. Al fin.

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