Victoria Lafora – Tenía que hacerlo


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Griñán, el presidente andaluz, anuncia que no volverá a presentarse a las elecciones. Acabará su mandato, si el escándalo de los ERE falsos no acaba implicándole judicialmente, y dejará paso a dirigentes más jóvenes.

Aunque no era presidente cuando se produjo el caso más grave de corrupción que ha vivido Andalucía, estaba en el gobierno y, en consecuencia, tenia la obligación de vigilar escrupulosamente el dinero público destinado a los parados. Esto, unido al deterioro general del PSOE, estuvo a punto de costarle una derrota electoral en mayo pasado, de la que se salvó in extremis gracias al apoyo de Izquierda Unida.

Además, fuentes cercanas a la juez Alaya cuentan que no quiere llamar a declarar a ningún aforado (Griñán lo es) para que la causa no pase al Supremo hasta que estén atados todos los cabos y solo falte poner la guinda.

Después de treinta años en la actividad política, muchos de ellos con mando en plaza, hay que saber retirarse a tiempo y, a ser posible, con la cabeza alta. Su sustituto se elegirá por el sistema de primarias y dos candidatos, Susana Díaz y Mario Jiménez son los mejor situados en cabeza de carrera.

La salida precipitada de Arenas, tras una pírrica victoria electoral -insuficiente para alcanzar el poder-, ha dejado a los populares andaluces descabezados y sin candidato. El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, no está dando la talla y en Génova ni se plantean que pueda ser la alternativa. A la dirección del PP no les gusta como está llevado al partido en Andalucía ni como gestiona el Ayuntamiento. De momento los populares siguen cayendo en las encuestas.

Pero, al margen de los necesarios cambios de liderazgo en una de las pocas comunidades autónomas donde el PSOE todavía conserva el poder, la anunciada marcha de Griñán va a provocar un nuevo temblor telúrico en las filas del PSOE nacional.

Era, pese a todos los desmentidos, un clamor que Griñán y Rubalcaba no son íntimos. El primero es el presidente del partido y el otro su secretario general. Son de la misma generación, han compartido plaza en los consejos de ministros en la etapa de Felipe González, pero Griñán dejó muy claro en el ultimo congreso que su candidata era Carme Chacón.

Su gesto, al anunciar que se va, es un apoyo explicito al sector, cada vez más numeroso en el PSOE, que reclama el adelanto de las primarias para elegir a un nuevo dirigente que frene la sangría de votos que padece el partido.

Encuesta tras encuesta, Rubalcaba y la actual dirección retroceden en la intención de voto, a pesar del rechazo que generan los recortes sociales de Rajoy. La teoría de que se debe hacer una oposición responsable, de Estado, si se quiere ser alternativa de Gobierno, no es entendida por la ciudadanía. Mas aún cuando que el PP en la etapa de Zapatero utilizó el terrorismo, las pensiones y todo lo que se le puso en el camino para derrotar al PSOE.

Lo que se entiende en la calle como tolerancia ante las durísimas medidas que están provocando una fractura social nunca vista en la democracia española, aleja a los votantes de sus siglas y nutre las expectativas de Izquierda Unida.

Griñán puede ser la gota que colme el vaso y obligue al relevo en Madrid.

Por unas cosas y otras, tenía que anunciar su renuncia a presentarse de nuevo.

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