MADRID, 28 (OTR/PRESS)
Rubalcaba no es Griñan ni falta que le hace. Pero a muchos le gustaría que lo fuera, al menos en la asignación de su propia fecha de caducidad, aunque nada tenga que ver el mutis de un cargo institucional con el de un dirigente de partido. Y mucho menos el anunciarlo con tres años de antelación. Da igual. El caso es que los adversarios de Rubalcaba han experimentado un subidón con el anuncio del presidente de la Junta de Andalucía porque les da ocasión de pedir al líder del PSOE que tome nota y siga su ejemplo.
Los adversarios aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para intentar desestabilizar a la vigente dirección de Ferraz. En realidad no han dejado de hacerlo desde el último congreso federal, en el que la aspirante, Carmen Chacón, jugó y perdió en las votaciones para secretario general del partido. Ni siquiera ha pasado año y medio de aquello (Sevilla, febrero 2012) y algunos alimentan la sensación de que Rubalcaba está tardando mucho en irse a su casa. Esos climas de opinión son generosamente aireados en ciertos medios informativos pero no tienen ni de lejos un reflejo equivalente en los órganos internos de dirección y debate, donde se asume con naturalidad la hoja de ruta decidida en su día, la que incluye la celebración de unas elecciones primarias para elegir al candidato socialista a la Moncloa en la primavera de 2015, en vísperas de las elecciones municipales y seis meses antes de las generales.
Lo de José Antonio Griñán, que el miércoles pasado anunció que no repetirá como candidato y piensa proponer la limitación del mandato presidencial a dos legislaturas, es un pretexto más para que los adversarios de Rubalcaba vuelvan a mostrarle la puerta de salida. Ya han topado con su legítima resistencia a modificar su hoja de ruta, mientras el Comité Federal no decida otra cosa. Ahora incluso el propio hecho de que las primarias andaluzas se celebren ya mismo, en julio, puede servir como banco de pruebas para la posterior convocatoria de primarias a escala nacional. Razón de más para que en Ferraz se reafirmen en el calendario previsto.
Lo cual no impide reconocer que, en las actuales circunstancias Rubalcaba es un blanco fácil. Tanto para sus adversarios de dentro como para sus adversarios de fuera. En cuando a éstos últimos, especialmente los más vinculados al estamento dirigente del PP, se entiende que disfruten apedreando al líder de un partido herido en su credibilidad, que busca desesperadamente al votante perdido y el militante desalentado, que tiene un agujero negro en Cataluña y no despega en las encuestas a pesar del desgaste del PP, etc. Pero si de verdad el Gobierno Rajoy quiere contar con una oposición constructiva y un líder de la misma con sentido de Estado, no se entiende que se sumen a la cacería y disfruten con la desgracia de este adversario.