El Partido Popular acaba de enseñar el plumero al completo. Consiguió mantenerlo oculto durante mucho tiempo a pesar de que siempre asomaban algunas plumas progres por las rendijas. Progres, porque el PP, sobre todo el PP de ahora, es un partido progre que cabalga agarrado a la cola de los socialistas. ¡Vamos a dejarnos ya de hablar del complejo de la derecha! Son así, tal cual. Sin ideales, sin fines de grandeza, sin ideología más allá que el logro de dinero y poder. Manuel Morillo siempre lo define como “el partido progre y abortista de la derecha”, y va a tener razón. Lo más triste de todo es que una y otra vez, campaña tras campaña, y elección tras elección, estos –que cada vez representan menos a la derecha de los valores— consiguen engañar al electorado católico, siempre con miedo –y no es para menos—de la izquierda comecuras.
¡Quo vadis PP! ¿A quién representas? ¿A los que sufrimos recortes y subidas de impuestos mientras los políticos nos os priváis de nada? ¿A los dependientes que sufren esos recortes en su discapacidad? ¿A los presos enfermos de hepatitis que por ser toxicómanos les habéis retirado el Interferón porque es caro y hay que ahorrar? ¿A los inmigrantes que por serlo los habéis dejado sin tarjeta sanitaria? ¿A los desahuciados que sin haber causado la crisis, se ven sin poder hacer frente a su hipoteca? ¿A los que ya no tienen derecho a la justicia porque su economía no les permite pagar las tasas? ¿A los cientos de jóvenes formados, que tienen que emigrar porque de los puestos de trabajo prometidos, nada? ¿A los parados? ¿A los autónomos que freís a impuestos? ¿A los del naval? ¿A los lecheros? Hablemos claro: Representáis a la Troika y a los banqueros que han arruinado a pobres y honrados ahorradores. Representáis a vuestros corruptos altos cargos que privatizan la sanidad pública para tener un puesto de consejero. Representáis a los trincones que ni devuelven el dinero ni se les condena porque nunca hay pruebas. Representáis a los que teniendo que impartir justicia justa, os sirven a vosotros, creando fisuras insalvables. Y representáis, en definitiva, a vuestros palmeros pagados para que defiendan lo indefendible y oculten vuestras vergüenzas. ¡Habéis conseguido llenar la calle de desesperados y hacer una España de sufrientes! Os votamos para arreglar las cosas y las habéis puesto mucho peor. Para este viaje no eran necesarias tantas alforjas.
Y por si esto no fuera suficiente, la flamante vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, nos ha dado a los provida donde más nos duele al anunciar, de manera oficiosa, a un grupo de periodistas la congelación sine die de la ley del aborto. Algún medio ha titulado “golpe a Gallardón”. Golpe a Gallardón no, golpe de gracia a los miles de bebés en gestación que han sido y que serán. Porque el genocidio silencioso, vergüenza de nuestras democracias, continuará sin ninguna esperanza de revocación. Pero esto al Partido Popular, que ha perdido totalmente la empatía –si es que alguna vez la tuvo— le trae sin cuidado. ¡Qué le va a importar la Cultura de la Vida a una formación cuya secretaria general es divorciada y tiene un hijo fecundado in Vitro! ¡Que su vicepresidenta presume de no estar casada por la Iglesia, y de no ir a misa! ¡Que su delegada del Gobierno en Madrid propone eliminar de sus estatutos la alusión a la sintonía con el humanismo cristiano! ¡Que su presidenta de nuevas generaciones declare que nunca tendría un hijo con malformaciones! Y podríamos seguir con ejemplos a cual más edificante.
La cruda realidad es que cerca de 140.000 bebés en gestación fueron eliminados “legalmente” en España desde que gobierna el Partido Popular. Prometió derogar la ley, pero también mintió en esto. Y no es que sean cobardes, no; es que, en el fondo, el PSOE y el PP se rigen por los mismos criterios morales. La cultura del relativismo les toca de lleno. Solo falta que descongelen la ley de muerte digna para rematar la faena.
Ya va siendo hora de que los católicos despertemos: obispos, sacerdotes, seminaristas, monjas, monjes, religiosos, catequistas, movimientos católicos, católicos todos, dejemos de premiar con nuestro voto a un partido que no nos representa, que se avergüenza de nosotros, y que ni sabe ni quiere defender el derecho más importante del ser humano: el derecho a la vida.
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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
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