Cayetano González – Movimientos en el PP


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

Los datos de las encuestas y el enorme desgaste político y de imagen que está suponiendo el caso Bárcenas parece que han encendido todas las alarmas y las luces rojas en el PP. Ya les ha costado darse cuenta, se podría decir. Al parecer, según algunas filtraciones llevadas a cabo en los últimos días desde el propio PP, Rajoy estaría sopesando seriamente llevar a cabo en el próximo otoño cambios profundos en el partido, aunque nadie se atreve a aventurar hasta donde llegarían los mismos.

Y es aquí donde surge mi primera discrepancia con este anuncio de intenciones. Cuando un partido está en el gobierno, el verdadero poder radica en el ejecutivo y el partido pasa a ser un elemento secundario en el puente de mando. Por lo tanto, si Rajoy quisiera recuperar la iniciativa política e intentar parar la desafección de una buena parte de sus votantes, donde tendría que llevar a cabo los cambios es en el Consejo de Ministros y no en el aparato de la calle Génova.

Segunda discrepancia. ¿De verdad alguien se cree que los males que asolan al PP y por ende al Gobierno se arreglan, como parecen sugerir las filtraciones interesadas a las que hacía referencia, con unos simples cambios de caras en la estructura del partido? ¿Cambiaría algo si en lugar de tener que soportar al Floriano o al González Pons de turno ponen a otros similares o incluso peores? Ya dijo en su día Alfonso Guerra que cuando un partido se empeña en poner en marcha la máquina de perder elecciones, es imparable. Pues en ese punto parece que está ahora el PP.

Da toda la impresión que en el fondo de lo que se trata es de lo de siempre: de luchas internas y de intereses particulares. Que si el sector sorayista, que si los fieles a Cospedal, que si ya ha llegado la hora de que la «vieja guardia», encarnada fundamentalmente en ese todo terreno de la política que es Javier Arenas, de un paso atrás. Al final, no son conscientes en el PP de que esos esquemas de funcionamiento ya están anquilosados y, lo que es mas importante, son los que producen una gran desafección hacia los partidos políticos.

Que el PP necesita regenerarse, es una obviedad. Que si no lo hace por propia iniciativa se lo harán las urnas en las próximas citas electorales, es otra obviedad. Por eso, Rajoy sólo tiene dos alternativas: aparentar como si se hace algo, con ligeros retoques de caras en el partido y es posible que hasta en el Gobierno, o llevar a cabo una catarsis potente que afecte sobre todo al proyecto ideológico de lo que tiene que ser un partido de centro-derecha en España en el siglo XXI. Conociendo al personaje y su tendencia natural a no coger el toro por los cuernos, me temo que se inclinará por la primera, con lo cual ganará tiempo, pero a medio plazo perderá todo lo demás.

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