MADRID, 11 (OTR/PRESS)
Lo peor que se puede hacer en política, y en la vida, es el ridículo, y me parece a mi que el presidente Obama esta quedando en evidencia a propósito de Siria mientras que Valdimir Putin se está saliendo con la suya.
Obama empieza a aparecer como un líder que dice y se desdice con demasiada facilidad. Primero colocó una línea roja avisando al régimen de Al Assad que Estados Unidos no permitiría la utilización de armas químicas. Luego, cuando las armas químicas han dejado un reguero de muertos y heridos, el presidente Obama lanzó a los cuatro vientos, jaleado por el presidente francés François Hollande, que había llegado la hora de atacar a Siria. Más tarde, viendo las resistencias de algunos países y sobre todo de la opinión pública, afirmó que el ataque sería limitado, para terminar diciendo que buscaran una vía diplomática para solventar el problema.
En el camino se ha encontrado que ni siquiera en las filas de los demócratas contaba con consenso para atacar a Siria, y que su tradicional aliado el Primer ministro británico sufría un revolcón en el Parlamento al recibir un «¡no!» rotundo contra la intervención militar en Siria. Por no decir que otros países europeos también se descolgaban de cualquier aventura belicista.
No obstante, Obama se marchó de San Petesburgo de la reunión del G-20 con la firma de otros cuantos países dispuestos a respaldarle, entre ellos, desafortunadamente España. Nuestro presidente, Mariano Rajoy, parece que no ha aprendido la lección, y que en nuestro país somos muy nuestros con las cosas de las guerras, sobre todo si no hay un mandato claro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Por si fuera poco el brasileño Paulo Pinheiro junto al resto del equipo de investigadores de Naciones Unidos ha dejado claro en un primer informe que el régimen de Al Assad está actuando de manera monstruosa y le acusa de crímenes de guerra, pero resulta que también acusan de lo mismo a sus opositores, es decir a los rebeldes que luchan contra al Assad. En cuanto a la utilización de las armas químicas, el equipo de la ONU asegura que todo indica que han sido utilizadas por Al Assad pero aún no han elaborado un informe con sus conclusiones definitivas.
Mientras tanto Valdimir Putin se ha salido con la suya. El presidente ruso aprovechando las vacilaciones de Obama, la metedura de pata de Jhon Kerry sugiriendo que si al Assad entrega las armas químicas no habría acción militar y sobre todo sabiendo de las reticencias de la opinión pública internacional a una intervención militar, ha conseguido que Estados Unidos considere de nuevo la «opción diplomática». De manera que, gracias al apoyo de Putin y a los errores de Obama, el régimen de Al Assad está ganado cuanto menos tiempo y el tiempo en una guerra es fundamental.
Lo que resulta increíble es que Obama se meta en tantos charcos y sobre todo que esté ofreciendo esa imagen de líder que no sabe por donde se anda y que parece no tener las cosas claras de lo que debe o no de hacer.
En el conflicto sobre Siria Putin le está ganando la partida. Por ahora van uno a cero a favor del ruso. Las cosas como son.
