El Abanico – Raphael, de e-s-c-á-n-d-a-l-o


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

Ver a Raphael en directo, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, es todo un espectáculo. No sólo por las buenas condiciones físicas del cantante, por su voz grave, que modula a su antojo y durante más de tres horas, sino por esa comunión que existe entre Raphael y un público que enloqueció desde el momento 1, y que abandonó el Teatro con ganas de seguir escuchando, jaleando, piropeando a su ídolo.

Y es que a sus 70 años de edad biológica -9 desde que le hicieron el trasplante de hígado-, el niño de Linares sigue manteniendo intactas muchas de las cualidades que le hicieron famoso, como por ejemplo, los gestos de su rostro, tan característicos, tan entrañables como los de un niño, o tan serios como los del hombre maduro que es, pese a su aspecto juvenil, impecable, pues tampoco en la estética ha cambiado tanto Raphael, siempre de negro, siempre elegante, aunque más comedido a la hora de moverse por el escenario, no sé si por exigencia de la edad o porque lo que se impone ahora es la contención en el gasto físico y emocional.

Confieso que me sorprendió la cantidad de público joven que había en el teatro. Chicos y chicas que han descubierto a uno de nuestros cantantes más internacionales cuando ya llevaba más de 40 años dejándose la piel en los escenarios de medio mundo. Una juventud que le adora, que se saben todas las letras de sus canciones, que compran sus cd, que bailan al ritmo que él marca, lo que para Raphael debe ser motivo de orgullo, porque tampoco es fácil ver un teatro abarrotado de gente, de parejas que habiendo pasado la barrera de los 70, se siguen mirando a los ojos como cuando tenían 17 o 18, solo por oír «Como yo te amo», «Digan lo que digan» o «Yo soy aquel».

Es posible que parte del éxito profesional de Raphael esté íntimamente ligado con su estabilidad familiar, ya que nunca ha dado escándalos que pudieran desviar la atención del público hacía otros aspectos que no fueran su música, o el nacimiento y boda de sus hijos. Casado con Natalia Figueroa -relación por la que nadie daba un duro todo hay que decirlo-, en ella ha encontrado el cantante su mejor aliada, su consejera más fiel, la mujer que ha sabido darle el espacio y la estabilidad que toda estrella necesita.

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