Carlos Carnicero – Lenguaje y destrucción del debate político.


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

La derecha económica y política están consiguiendo destruir el debate político por una perversión del lenguaje. Los conceptos se disfrazan en fórmulas encubiertas para desnaturalizar las verdaderas intenciones de las propuestas y los actos de gobierno. Racionalizar el sistema de pensiones significa realmente recortar esas percepciones y disminuir el poder adquisitivo de los pensionistas. Mejorar la calidad de la enseñanza significa realmente disposiciones para fomentar el elitismo y dejar fuera de la universidad a los alumnos con más dificultades y menos medios económicos. Detengámonos un poco en la reforma educativa.

El mantra del Ministerio para recortar y dificultar el acceso a las becas es que el estado no puede dedicar recursos a quienes no acceder a notas dos puntos y medio por encima del aprobado. Porque además, concluyen que quienes no alcanzan esas metas abandonarán los estudios. La realidad es que los alumnos que no tienen becas y pagan sus matriculas solamente contribuyen con un veinte por ciento al coste de su plaza académica. Es decir, el estado financia a estos alumnos con el ochenta por ciento de lo que cuesta que estudien. Y sin embargo, esa subvención no está condicionada por la nota. Aprueben con un cinco justo o suspendan y repitan, el estado les seguirá financiando la universidad.

Esos baremos son además discriminatorios porque no tienen en cuenta ni la situación familiar ni el entorno sociocultural de los alumnos becados. No importa que sean hijos de inmigrantes ni la dificultad con el lenguaje. Y en el fondo se privilegia a los alumnos que tienen una familia con nivel cultural elevado y medios para adaptarse al aprobado justo o a repetir las asignaturas que suspendan.

Se impone de nuevo un criterio de beneficencia para los alumnos pobres, que si se esfuerzan por encima de los demás, tendrán becas. Y tampoco se tiene en cuenta si al mismo tiempo que estudian tienen que trabajar para contribuir a la economía domestica.

Rebajar las pensiones, liquidar el sistema de ayudas a la dependencia y disminuir gastos sociales relacionados con el sector de más edad de la población, es en realidad semejante a una subida de impuestos indirecta a los más desfavorecidos, que en síntesis tendrán menos medios de subsistencia.

La mayor perversión es hacernos creer que este conjunto de medidas son imprescindibles. Lo son desde unos esquemas económicos y doctrinarios que están aumentando las desigualdades entre quienes más y menos tienen. Pero con una fiscalidad distinta, más solidaria y proporcional, las cosas serían diferentes.

Para terminar diré que la tecnología añadida para dinamitar el debate político es clara y organizada. Muchos opinadores profesionales en las tertulias de radio y televisión interrumpen constantemente a quienes no piensan como ellos para evitar que puedan expresar sus ideas. Y así, cada vez con más desparpajo, la derecha política y mediática trata de hegemonizar el discurso político para evitar la posibilidad de que se demuestre que hay alternativas a la deriva de destrucción de nuestro modelo de sociedad.

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