La pertinaz caradura del progre

Lo pasmoso es que aquí abundan quienes le ríen las gracias y hasta encuentran buenas, justas y necesarias las ocurrencias de Nicolás Maduro.
Son los mismos que cuando se trata de España tienen una fijación en el pasado, no en la historia real sino en un ayer legendario y republicano, que les hace abominar de nuestro presente y añorar los espantos de hace 80 años.
Los mismos que en una tertulia de televisión te pueden soltar sin sonrojarse que un modelo sanitario a imitar es el cubano o que el presidente de Ecuador nos marca la ruta correcta para salir del marasmo económico.

Es lo que tiene observar las cosas a 7.000 kilómetros de distancia, que es exactamente lo que separa la madrileña Puerta del Sol de la caraqueña Plaza Bolívar, que fue donde el difunto Hugo Chávez dejó para la posteridad aquel indeleble “¡exprópiese!”.

Lo que consiguió ayer Maduro no es quedarse a las bravas con cuatro edificios de postín, sino poderes especiales para legislar a su antojo. Como suena.
Con la excusa de que necesita manos libres para combatir la corrupción, que irónicamente achaca a la apaleada oposición ignorando que el chavismo lleva en el poder 14 años, ocho meses y siete días, ha pedido a sus obedientes diputados que le den una Ley Habilitante, para poder legislar desde palacio a su antojo. El mismo truco que uso Chávez cuatro veces.

Claro que hay corrupción y rampante en Venezuela. Pero los responsables no están en la oposición sino en el entorno de un presidente que apenas lleva seis meses en el cargo, pero cuenta ya con el dudoso honor de haber ahondado la ruina de la economía nacional, estimulado la mayor tasa de inflación del hemisferio occidental y provocado un desabastecimiento pertinaz de bienes de consumo, que ha dejado a los cada días más irritados venezolanos sin gasolina y sin papel higiénico.

No se va a arreglar nada de eso, pero a los asustados disidentes y a los empresarios que no prosperan a la sombra del poder, les va a caer ‘la del pulpo’. Y aquí, no faltarán periodistas, políticos e intelectuales de pacotilla que lo celebren.

Lo que son la distancia y la caradura.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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