Charo Zarzalejos – Susana, la sucesora.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Para quienes no estamos a pie de tierra en Andalucía, Susana Diaz, la sucesora de José Antonio Griñan era una incógnita. Los que la conocían ya advertían que era mujer «muy lista», al mismo tiempo que le ponían pegas por haber sido refrendada por unas primarias que no fueron tales, por haber formado parte del equipo de Griñán casi desde su adolescencia, por no saber otra cosa que de política de partido, etc. Lo cierto es que ha logrado sorprender incluso a los que le conocían. A los que no, desde luego que ha sorprendido y para bien. Para realizar un juicio certero y global hay que darle tiempo. Su primera asignatura es, sin duda, la lucha a degüello contra la corrupción y tengo la impresión, –¡ojala no me equivoque¡- de que lo hará.
De entrada Susana Díaz ha demostrado tener ideas claras sobre cuestiones tan candentes como el arrebato secesionista de Cataluña, o la necesidad de regeneración democrática hasta el punto de que ha pedido públicamente que sea el Presidente del Gobierno el que la lidere. Susana Díaz reclama al Presidente, con quien su jefe de filas, Pérez Rubalcaba, ha roto relaciones, que se ponga al frente de esa regeneración escapando así del tirabuzón de Bárcenas en el que los socialistas se han enredado de manera desmesurada y que, ahora ya, sólo les perjudica a ellos. O dicho de otra manera, no les da un solo rédito.
Susana Díaz ha hablado de modo y manera que no es necesario interpretar sus palabras ni contextualizarlas que es como se debe hablar en política, máxime cuando el afán de hilar fino sólo conduce a la confusión, al desdibujamiento de quien en realidad se es. La sucesora de Griñán tiene derecho a su período de gracia, pero de momento el tiempo transcurrido desde su ascenso a la Presidencia de la Junta de Andalucía no lo ha malbaratado. En cuestión de semanas ha dejado de ser la niña de Griñán para ser Susana Díaz, capaz de marcar distancias -aunque no fuera ese su deseo- con la actual dirección del PSOE y hacerse un hueco en la política nacional. Lograr esto significa saber de política, saber medir los tiempos y tener claro el papel que se quiere jugar que, con toda probabilidad, no se va a circunscribir a Andalucía porque su discurso tiene un alcance nacional en un momento en el que su partido, el PSOE no se habla con el Gobierno, se desangra en Cataluña y para colmo el secretario general se fotografía con todos los demás grupos de Oposición para mostrar la soledad del PP en la famosa Ley Wert. Que el PSOE se oponga a la misma es una posición legítima, pero que Rubalcaba pose en foto de familia con los grupos minoritarios del Congreso como si representara a un partido cualquiera de la izquierda, resulta un tanto chocante para quienes si conocemos a Rubalcaba. Simplemente no le pega.
Susana Díaz que se ha entrevistado tanto con Pere Navarro como con el propio Rubalcaba y, después de pasar por Moncloa para hablar de lo que debería hablar Rubalcaba, se ha vuelto a Sevilla, pero en Madrid ha dejado su mensaje. Ha sido un mensaje dirigido a los propios socialistas y en el que recoge el sentir del socialismo andaluz. Ha tomado posiciones cara al futuro inmediato y hay que concluir que al margen de otras muchas cuestiones que están en la mente de todos, Griñán sabía lo que hacía. Tengo la impresión de que Susana Díaz también aunque no esté en sus planes competir por la secretaría general del PSOE.

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