Fermín Bocos – Vivir con 300 euros


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Según el último informe de Caritas, en España ,tres millones de personas viven con menos de 307 euros al mes. Malvivir, sería la palabra más adecuada para describir una situación de precariedad que delata que la situación social va camino de ser insostenible. Esos tres millones de personas sufren lo que los sociólogos denominan «pobreza severa».

La cifra es tan reveladora que, como si de una radiografía se tratara, nos muestra el hueso de la crisis. En seis años, desde que se inició la senda de la recesión y el número de desempleados empezó a dispararse, se ha duplicado la cifra de excluidos sociales atendidos por esta organización católica.

Los datos de Cáritas describen el verdadero rostro de la crisis, aquél del que apenas se habla en el relato oficial. Ancianos, niños, parados de larga duración y emigrantes a la deriva, son los rostros tristes que vemos en los comedores sociales. Es la cara sin esperanza que sólo de vez en cuando retratan los telediarios.

Lo peor de esta situación es que empezamos a acostumbrarnos. Acostumbrarnos a que el FMI o los informes del Banco de España pronostiquen que la cifra de parados seguirá dónde está: por encima del 26 %, más de cinco millones de personas.

Muchas de ellas, condenadas a no volver a encontrar un empleo; condenadas a malvivir a base de chapuzas o de las ayudas de la familia o compartiendo la cada vez más asediada pensión de los abuelos.

Dice Cáritas en su informe que lo peor de esta situación de pobreza y exclusión es que se ha hecho crónica, que de cada tres personas atendidas una ya lleva así más de tres años.

A medida que determinadas decisiones políticas van debilitando el Estado de bienestar (se han endurecido las condiciones para acceder a la sanidad, la dependencia o algunos servicios sociales), crecen las colas ante las puertas de Cáritas.

Comida, vivienda y ropa. Cada vez es mayor el número de ciudadanos que carecen de los bienes materiales imprescindibles para vivir.

Es motivo de vergüenza que tanta gente lo esté pasando tan mal cuando. en paralelo, vemos el derroche de dinero en acciones que persiguen quimeras políticas o en despliegues de asesores y coches oficiales destinados a perpetuar el culto a la personalidad de personajes y personajillos que en algunos casos son auténticos vividores de la política.

Por fortuna, no todo es descaro y olvido de los humildes.

Habla bien de Amancio Ortega, el patrón de Zara, que el hombre más rico de España no se haya olvidado de quienes poco o nada tienen y haya donado 20 millones de euros a Caritas.

Estamos esperando que sus colegas del Ibex se den por aludidos.

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