Antonio Casado – El Heredero


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

El aire de Fiesta Nacional durante el desfile militar y la posterior recepción en el Palacio de Oriente se impuso este sábado a otras consideraciones sobre los desperfectos sufridos en la imagen de la Corona a lo largo de estos últimos años. En el ambiente flotaban los comentarios sobre las novedades de este 12 de octubre. La más notoria era la sensación de estar asistiendo a un ensayo general con todo en torno a al futuro Rey, Felipe VI de Borbón, que presidió los actos del Día de la Hispanidad.
En la recepción del Palacio de Oriente hubo un lleno hasta la bandera. Nadie puede decir precisamente que el heredero se sintiera solo. Hubo menos Familia Real, que no para de menguar al paso del tiempo, pero muchos más invitados que en años anteriores. Era cosa de ver cómo braceaban en los abarrotados salones mientras trataban de abrirse paso, incluso con los codos para ir ganando la posición. El objetivo era acercarse a los príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, estrecharles la mano y rendirles parabienes de todos los colores.
En cuanto al desfile militar, celebrado con anterioridad por el centro de Madrid, estuvo marcado por el signo de los tiempos. Me refiero a la austeridad y la política de recortes que dejaron la parada castrense reducida a la mínima expresión. Y al debate de los analistas sobre la condición institucional de quien presidió el desfile (príncipe heredero de la Corona), en relación con el rango de don Felipe de Borbón en la escala de mando (teniente coronel). Es evidente que lo primero derogaba lo segundo.
Respecto a esta especie de ensayo general con heredero, por la postración física del Rey, conviene mencionar las condiciones objetivas de su representación oficial. Las más reconocibles nos remiten a la crisis económica y los consecuentes recortes, la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones (todas, no solo la Monarquía), los problemas en el seno de la Familia Real, el desprestigio de la clase política y el órdago soberanista planteado por el nacionalismo en Cataluña.
Vincular los perfiles de la situación por la que están atravesando España y los españoles a la cuestión sucesoria es sacar las cosas de quicio. Mucho más razonable me parece la sugerencia de fletar lo antes posible una regulación legal sobre la cuestión sucesoria y el funcionamiento de la institución. Es verdad que se echa de menos una Ley de la Corona capaz de responder a situaciones derivadas de contingencias tales como la postración física del Rey, el ejercicio de la Regencia o el estatus de la Familia.
Pero, mientras tanto, todo el mundo alaba la cercanía, el rigor, la sensatez y la capacidad comunicadora que ha vuelto a demostrar el Príncipe de Asturias al tener una nueva ocasión de desempeñar su oficio de heredero. Hay un consenso generalizado en que lo está haciendo a la perfección.

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