MADRID, 17 (OTR/PRESS)
Saben, empieza a resultar preocupante el afán de algunos políticos nacionalistas por censurar lo que no les gusta. Y es que la decisión del ayuntamiento de Barcelona de «descartar» la foto elegida por World Press es un síntoma de los prejuicios y sobre todo del dirigismo cultural que se vive en Cataluña.
Recordarán que uno de los capítulos de la serie ISABEL no se ha podido rodar en Barcelona porque el consistorio no ha dado los correspondientes permisos. Ahora el ayuntamiento de Barcelona tampoco permite que el rostro del torero Juan José Padillla se asome en las calles de la ciudad. Se preguntarán ustedes por qué y no hay más respuesta que porque es la imagen de un torero y en Cataluña decidieron prohibir los toros porque consideran que es una fiesta española. Sí, ya se que algunos dirán que es porque sienten compasión por la suerte que corren los toros en la plaza, pero ese argumento no es creíble habida cuenta de que defienden su propia fiesta que consiste en quemar los cuernos de los toros.
De manera que el alcalde ha censurado la foto elegida por la World Press y ésta no es una decisión inocente ni baladí. La del alcalde Barcelona es una decisión política, de la peor clase de política, la de aquellos políticos que temen la realidad.
Sin pretenderlo el alcalde Trías ha convertido la foto de Juan José Padilla en un símbolo, sí, en un símbolo de libertad precisamente por haber sido objeto de censura.
Qué tiempos estos en que los políticos temen ver en sus calles la foto de un torero. Me pregunto a qué tiene miedo el alcalde de Barcelona que teme tanto una foto, la foto de un hombre que perdió un ojo toreando, y que no se ha rendido y ha vuelto a los ruedos. Seguramente de todo lo que le ha pasado en la vida a Juan José Padilla lo mas insólito, lo más incomprensible, lo más estúpido, es que un alcalde prohíba que se exhiba una foto suya.
Sí, que tiempos estos en que hay políticos que practican la censura.
